Blogiando por ahí, jo que moderna. Traduzco, leyendo blogs por ahí, recalo nuevamente en Historias de Rojo Sillón. Hoy tengo mucho tiempo, por tanto lo he leído casi todo. El post del 14 de marzo me hace reflexionar sobre algo que tengo en la cabeza hace mucho los amigos.
En este blog se habla de relaciones, de gente que aparece o esta en nuestra vida. Pero es mi punto de partida en mi reflexión.
Yo voy más allá, y si estas relaciones son “amigos”.
Que significa en el mundo actual “ser amigo de”. Bonita pregunta.
Hablando de algo parecido con una psicóloga en un almuerzo donde coincidimos, ella me decía que la clave para que los que se llaman o llamamos amigos no te hagan daño en un momento determinado, es dar a cada uno un nivel, tener claro que se podía esperar de cada uno y no pedir nada más.
Yo sonreí, pues eso se llama “desapego” en la espiritualidad oriental, cuando uno da sin esperar recibir, cuando uno no espera nada. O como se dice en marketing, reducir las expectativas.
Una señora mayor que conozco del barrio donde vivo, una vez me dio una definición de amigo “Amigo es el que ya se comió un saco de sal contigo”.
Cultura popular, pero es una frase para mi magnifica. ¿Cuanto tiene que pasar en la vida de dos personas para que se gasten un saco de sal?
Pues mucho evidentemente.
Cuando era pequeña tenia o creía tener claro que era un “amigo”. Ahora no lo tengo nada claro.
¿No se han dado cuenta que últimamente cada uno va a su bola?
A veces tenemos más relación o nos abrimos más a alguien que de repente apareció en nuestra vida, y que posiblemente no tenemos muy claro quien es.
¿Por qué?
Yo he tenido grandes amigos, que por circunstancias, por distancia o por la vida misma no estamos juntos, y los extraño.
Extraño esas charlas con las amigas con una taza de café arreglando el mundo.
Crecemos y la vida cambia. ¿Porque si o porque pasamos ya de todo?