Me gustan mucho las plantas, es más, creo que tengo mucha mano para las plantas, tengo que reconocerlo.
Mi sueño es no solo vivir junto al mar, sino tener un jardín para cuidar. Ser una de esas viejecitas con las manos llenas de barro, sombrero de paja y sonrisa al cuidar sus azaleas.
Ante la falta de jardín, tengo muchos balcones llenos de plantas. Un color de azalea por planta. Tengo todos los colores que creo que existen. Me encantan. Estos últimos inviernos he tenido flores durante meses. El clima de esta ciudad es fantástico para las azaleas con un poco de cuidado de las heladas.
Pero aunque por la lectura de estas palabras dejen entrever que las azaleas son mis preferidas, pues va a ser que no.
Mis flores preferidas son las Gardenias. Aquí en España se llaman así, y en Argentina “jazmines”. Esta confusión viene del nombre botánico de estas, “gardenia jazminoide”.
Pues desde niña recuerdo cuando empezaba la primavera en Argentina y te comprabas un ramito de tres o dos en la salida del subte (llamado metro), a dos pesos la ultima primavera. Las ponías en agua, y todo el dormitorio tenía durante días una aroma a jazmines que era una maravilla.
Tienen un olor penetrante y dulzor, que me gusta mucho.
Pues en mi “jardín” particular, mis balcones, tenia hace varios años dos plantas de gardenias. Que las cuido mucho para que me den dos o tres flores en el mes de julio.
Este año las estuve a punto de perder. Las pode, las mime, les puse hierro, claras de huevo para calcio, para que recuperaran el verdor perdido.
Han renacido con el calor, y de golpe hoy veo una pequeña flor.
No saben que satisfacción. Son pocos días al año, pero es como si esperara todo el invierno para este momento.
Oler su aroma me embriaga y encanta (jo que poética que estoy).
Miren mi gardenia de este año. Esta algo pequeña pero para mi es como si fuera un ramo entero.