La ciudad de las dos caras

Cada vez que vengo a Buenos Aires, afirmo más mi creencia de siempre que se confirma cada día. Esta ciudad tiene dos caras.
La de día y la de noche.
La de día, normal como cualquier otra ciudad del mundo. Las tiendas, la gente, el día a día.
La de la tarde-noche cuando la luz ya se va, el reflejo de la realidad que a nadie le gusta. La pobreza.
Gente revisando las bolsas negras de la basura de los pisos de los barrios más pudientes, los carros con niños y grandes juntando cartones para luego revender.
Luego de la crisis económica última la cosa no cambio, al contrario se acentúo.
Es increíble, pero con la falta de luz de la noche la ciudad cambia, y reconozco que para los que ya no vivimos aquí y solo venimos de vez en cuando de visita, como es mi caso, me da cierta cosa andar por la calle de noche.
Ayer tarde caminaba con mi madre, paseito al atardecer, y me contaba de un tren que lo llaman “el tren blanco” que funciona dos veces al día, solo de ida y de vuelta. Yo le preguntaba que era. Me contaba que habían vaciado tres vagones con una locomotora, que le habían cambiado los asientos de cuero y las ventanas. Habían vaciado los vagones y las ventanas ahora eran rejas para que los cristales no se rompieran.
Los usaba lo que en Buenos Aires, llaman “cartonero”. Familias completas que se dirigen al centro de la ciudad desde la periferia a revolver la basura. Con lo que encuentran, lo venden y con eso viven.
Como anécdota me decía que no era gratis, que les cobraban 25 centavos por viaje de ida y vuelta. Los trenes ahora son empresa privada.
Sinceramente el relato me pareció surrealista.
Cuando volvía a casa, ya de noche. Me dice, mira “el tren blanco”.
Un tren que volvía a toda velocidad, vació de gente, todo con graffiti, pintadas, sucio, con rejas en las ventanas. Parecía salido de una peli futurista de ciencia-ficción onda Mak Maks.
Pero no, era realidad, lamentablemente la realidad de la Argentina ahora.

3 comentarios en «La ciudad de las dos caras»

  1. Supongo que después de la crisis económica que sufrió el país habrá cambiado mucho y por eso ahora te sientes un poco rara, sobre todo si no vives allí el día a día.

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