Como muchos saben, y para los que no, os cuento, hubo sobre España y más precisamente  sobre Madrid, un eclipse total de luna sobre el sol a las 11 de la mañana del día de hoy.A mi me pillo en un almacén de materiales esperando que el empleado me trajera las baldosas que compre para cargarlas en el coche.
Yo sabía que estaba ocurriendo porque la luz se matizo, como si hubiera un incendio y pasara a través del  humo. Pero ni mire. Tantas recomendaciones que te podías quemar los ojos, etc. etc.
Estaba todo el mundo revolucionado en ese sitio, aunque luego comprobé que todos lugares pasaba lo mismo, pues ha sido el tema de conversación de la ciudad y luego del almacén me pase por la Aldehuela, un convento de carmelitas que queda fuera de Madrid, y hasta las monjitas estaban viendo el eclipse desde su clausura. Lo insólito es que tenían un casco de soldador completo para mirarlo. ¿Qué hace un casco de soldador en un convento de clausura? Buena pregunta.
En el almacén, tuve la suerte, que salieron las empleadas  al lugar de carga con un cristal de casco de soldador y se pusieron a mirarlo.
Por supuesto ni lerda ni perezosa me acerque, pedí permiso y me pasaron el cristal. Vi perfectamente el aro de sol detrás de la luna. Impresionante.
Cuando suceden estos acontecimientos naturales, siempre me queda la sensación de que el ser humano es tan pequeño e insignificante, que estar en el momento que ocurre es como importante. Como si fuera una señal que nuestro paso por esta vida ha tenido aunque sea un hecho natural e insólito. Eso no sucedía por estas tierras creo que desde hace 250 años.
La misma sensación tuve el año pasado cuando se alinearon todos los planetas en línea recta desde el sol, coincidiendo visualmente todas las órbitas, cosa que solo sucede creo que cada 2500 años o algo así.
Como decía un personaje cómico antaño “es que no somos nada”