Cuando uno es grande por más de 40 años, pase lo que pase será grande siempre. Con solo una camisa blanca y un vaquero, una guitarra, un piano, llenará un escenario solos, siempre.
Pues si, eso pienso.
Ayer fui a ver a Joan Manuel Serrat al Albeniz.
Más de dos horas en el escenario. Canciones que hace rato no canta, como Señora. Intimista. Como si estuviera en el salón de tu casa.
La gente entregada, como yo.
La señora junto a mi lloró todo el tiempo. Tampoco es para tanto, pero en algún que otro momento yo también me emocione. Sobre todo cuando al final cantó la Saeta. Nunca la había escuchado en vivo. Se te ponen los pelos de punta.
Serrat empezó a cantar casi cuando yo nací, tiene ya 62 años pero es como si nada hubiera cambiado.
Siempre me ha gustado. La primera época más que la última.
Pero ayer fue como volver a las raíces.
La puesta en escena del recital lo entiendo, una persona que vuelve de lo que él volvió, un cáncer, se reencuentra con él mismo y sus afectos.
Eso percibí ayer. Que volvía a ser el Serrat que lo llevo a la fama.
Y como decía el poeta …
“Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre el mar…
Caminante, son tus huellas el camino y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace camino y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. .Caminante no hay camino sino estelas en la mar….. “
Señoras y señores, tenemos Serrat para rato, menos mal.
A las personas mos gusta lo autentico y genuino, pienso que Serrat cumple con esa condición y además es buena persona, si encima canta y compone bien, ¿que más se le puede pedir?