Es de saber popular, que los excesos nunca son buenos. Por ej, el fumar mucho, comer mucho, el beber mucho, el trabajar mucho, etc.
Todo esto y todo lo “mucho” ocasionan de una u otra manera conflicto.

Pues aunque no lo crean, también la naturaleza tiene excesos.

Hoy cayo sobre Madrid entre las 6,30 y 10 de la mañana un “exceso” de lluvia, que inundó todo, incluido mis balcones. Sobre todo, se cebó la señora naturaleza con la zona sur, de la capital, precisamente donde vivo.
Cuando salimos con “mis chicos”, el pequeño estaba empapado, y por momentos le tenia que levantar porque se me iba a ahogar, el grande igual, y recien bañado. En fin.
Nos hemos empapado, ni con paraguas ni nada de lo que caía. Hubiera sido igual salir en traje de baño, me hubiera empapado igual. Los vaqueros que tenía puestos estaban que chorreaban enteros.

Luego vino el regreso, pues fue paseo corto. Lo justito. Secarlos, dejarlos a los pobres algo cómodos en casa y yo cambiarme de ropa porque me iba a dar algo, para volver a salir.

Después hora y media en coche para llegar a Las Rozas, trayecto que habitualmente no supera la media hora.

Así empecé el día, menuda mierda.

¿Quién quería agua? Ein.
No puede llover mesuradamente y cuando tiene que llover, que cae toda junta y a la misma hora:
Pues no, si nosotros somos gente de excesos, pues la naturaleza nos copia. No te jode…