Leía una de las tantas “estupideces” que se leen para rellenar la página principal de los periódicos electrónicos, que la “suegra” de Angelina Jolie se había enfadado con ella pues le ha devuelto un vestidito que le regalo a su “nieta”. Decía que si bien Angelina se lo agradeció, le devolvió porque no lo usaría, puesto que era rosa y con lacitos, y no era el estilo de ropa que le ponía a su hijos. Todo esto, dicho por el periódico digital.

Como ven, muy profunda la noticia y reveladora. En realidad me divierte leer esas paridas, y no tanta guerra, terrorismo, asesinatos de género, llegada de pateras, vertidos tóxicos y esas menudencias de la vida diaria que se ven por ahí.

A lo que iba.

Me he quedado pensando, en la cantidad de cosa que me han regalado y no me ha gustado. Yo para no ser menos, soy en esto tan bien “rara”. En realidad, soy difícil de regalar, porque o tengo todo, o si quiero algo concreto me lo compro directamente sin dar tiempo de reacción a la sorpresa.
También he de decir, que si algo no me gusta, no soy tan borde como para herir a alguien devolviéndoselo (cosa que no he hecho nunca), sino que o lo reutilizo como regalo a alguien que se que le gustará, o le dejo por ahí olvidado y oculto en un armario, o simplemente le tiro a la basura.

Tirarlos a la basura, en realidad, aunque suene fuerte, lo hago con las cosas que se que son de compromiso o mala onda. Por ej, no tengo regalos de mi ex, en este caso no los tire, los regale avisando que eran un regalo de mi ex. Les gusto, y es más, aun uno le usan al cuello.
Pero si he tirado cosas a la basura.
Regalos que me daban mala espina por venir de quien venían. Una cosa que intento que sea mi casa, es un lugar que yo me sienta distendida y bien, por lo tanto si veo alguna cosa que me han regalado y no me gusta, mal asunto.

Otras veces, me han regalado, algo con mucho cariño, y aunque ocupe mucho lugar le pongo en algún sitio. Me ha pasado por ej, con un joyero, que la persona que me lo regalo lo hizo con un cariño impresionante, pero que nunca me ha gustado. Igual esta ahí, sobre mi cómoda y le uso. Cuando le veo intento pensar en el cariño del regalo y no en que me guste o no.

Nunca he medido la importancia de un regalo por su valor económico, pero algunos me han sorprendido por lo buenos que han sido, aunque vinieran de quien vinieran, y al final haya regalado.
Sin ir más lejos, los mejores regalos para mi, son una demostración de afecto o un piropo sin motivo, o una actividad compartida.

Lo demás, si puedo me lo compro yo y si no puedo porque es caro, como el descapotable que nadie me quiere regalar aunque lo pido con asiduidad, engrosa la lista de cosas pendientes, que algún día caerán. Porque de una manera u otra siempre caen.