Esta semana he visto dos documentales de cosas que han pasado en el mundo hace unos años.
Uno fue una crónica de lo sucedido en New York el 11S del 2001 y otro fue sobre el tsunami en Asia de hace unos años.
El primero, el atentado más importante de la historia moderna y el segundo el tsunami más potente hasta ahora.
Ninguno de los dos acontecimientos los esperaba nadie. El primero causado por el hombre, el segundo por la naturaleza. Los dos mortíferos. En uno 3000 muertos más o menos, en el otro 300.000 mil.
Yo no los había olvidado, pero si muchas de sus imágenes las tenia relegadas a zonas de mi cerebro dormidas.
Al verlos se han despertado. Me he enterado de cosas que no recordaba haberme enterado en ese momento, por ej, que en NY también se desplomo un edificio de 50 pisos contiguo a los otros dos, medio día después. O que hubo casi 100 muertos en Somalia, a casi 5000 km del epicentro del terremoto que ocasiono el tsunami, por falta de aviso a tiempo. Pero no me voy a poner a hablar de lo que ya todo el mundo en mayor o menor medida sabe.
A lo que iba.
Es increíble la capacidad cerebral que oculta cosas para que podamos seguir viviendo. Sobre todo en personas como yo, que ninguno de los dos acontecimientos me afectó directamente. No por eso, obvio no me afectó.
Sobre todo la increíble tristeza y desasosiego que sentí con esas cosas. Bueno en realidad lo siento cada vez que pasa una cosa así, como los trenes en Madrid o en Londres.
Lo que más me sorprende de mi misma, es que cuando ahora escucho lo que pasa a diario en Irak o en Palestina, en Afganistán, en Paquistan, en la India.. o en cualquier otro lugar, ya no me dice nada. Y solo pienso, un día más. No porque no valore la vida de los que viven ahí, es un sentimiento complicado. Es como decir… “mas de lo mismo???” Hay cosas que por más que yo intente ser abierta mi cerebro nunca va a entender.
Es como tener la sensación de que son temas que yo no veo lógicos. Que me pueden dar todas las explicaciones del mundo, pero que yo seguiré sin ver claro, porque estoy tan lejos que es imposible ver la verdad siempre que no sea a través de los ojos que no son los míos. Y no suelo tomar partido por los ojos de los demás, sino solo por los míos.
Cada día que pasa, mi cerebro genera barreras contra esos recuerdos ocasionados por la realidad. Pero igual, a veces se escapa alguno de su escondite y abre mi mente a la realidad cotidiana, y lo veo todo tan insensato, tan loco, tan brutal.
Que me pregunto… Esto es real o es ficticio? Odio la violencia en todas sus formas, legal o ilegal me da igual.
(Suspiro)
Tomo aire, cambio de tema y os cuento…
que también he visto un documental de lo que significa ser un All Black para un Neocelandés.
Cuando lo terminé de ver, pensé… este se lo tendrían que poner a la selección española de fútbol, a ver si juegan con un poquito más de corazón por su camiseta.
En fín, hay que recordar para no olvidar nunca lo que no quiero ni para mi ni para mi mundo.
Pienso que el cerebro tiene que funcionar así, guardando en un rinconcito todo eso. Si no fuera así, acabaríamos muriendo de angustia por acumulación.
Vivimos en la era de la información, nos enteramos de hechos insolitos que de otro modo, nos serían absolutamente indiferentes por el mero hecho de ignorarlos. La verdad es que el mundo esta muy jodido en muchisimos lugares y nosotros vivimos en una burbuja llena de comodidades, ¿o no?