El miedo la mayoría de las veces hace que nos atenacemos a lo que tenemos, que no nos satisface nada y nos impide buscar otros rumbo, pero ahi nos quedamos anclados.
Esto es algo que llevo días pensando y me esta pasando a mi. Pero también hoy he estado con R, el adoptado, y esta igual.
Bueno posiblemente, él peor, pero es lo mismo. Cuando se ha ido me he estado dando cuenta que lo que le decía a él, era algo que me estaba diciendo a mi misma en voz alta.
Con el agravante en mi caso, que para colmo yo tengo decididas las cosas, pero la falta de contención o apoyo positivo del entorno inmediato, me esta frenando. No busco aprobación, si me equivoco me equivoco yo solita, pero a veces uno se ha tirado tantas veces a la piscina solo, que esta vez necesita que alguien se quede en el borde mirando a ver si uno se ahoga y si así fuera, tener la capacidad para tirarse a sacarlo de los pelos.
La semana pasada, cuando ya había tomado la decisión de irme del trabajo a fin de mes, con o sin jornada reducida, me da igual, ya no aguanto más. Intente reflexionarlo con la persona más allegada a mí en este momento, mi amiga A, la ultra. Con la cual, no aprenderé nunca que no se puede reflexionar de estas cosas, aunque siempre lo hago. Como buena ultra, o es muy conservadora, cosa ya yo no lo he sido nunca, o demasiado liberar, tirando para el otro lado.
Todos estos últimos años, le he pedido consejo. En realidad, no para que me los diera, sino para sentir contención ante las situaciones. Vivir solo a veces tiene ese inconveniente.
Un día deje de hacerlo, porque vi que tenía una posición demasiado protectora y conservadora hacia todo lo que yo proponía. No era objetiva o yo lo sentía así.
Pero, la falta de una persona que contenga a veces la situación, me ha hecho volver a preguntar a sabiendas que lo volvería a hacer. Y lo hizo, pero por distintos motivos.
Cuando la llame para contárselo, obtuve un silencio en el teléfono, de esos que se cortan con sierra y eléctrica, de los espesos que son. Cuando se lo dije, me salio con que yo estaba mal, que no estaba de acuerdo con lo que iba a hacer, que me estaba equivocando, y luego otro silencio.
Tengo que decir, dos cosas. Una, que ese tipo de silencio me ponen de muy mala leche, porque siento que la otra persona no sabe que decir, o esta haciendo otra cosa y no presta atención o lo que sea. Así que le dije otro día hablamos y corte. La segunda, que cuando le conté lo de la jornada reducida me felicitó de contenta que se puso, que estaba de acuerdo, que le parecía fantástico, que me tenia que ir de ahí, que me estaba enfermando, etc, etc. El planteamiento ahora solo había cambiado en que, me iba a ir antes de lo planeado, porque estaba segura que no conseguiría la jornada reducida.
El doble mensaje no lo soporto. O estas contenta con el cambio o no, pero decime siempre lo mismo. No me cambies el mensaje porque vos estés mal.
A los varios días, volvemos a hablar y no digo ni pío sobre lo que plantee en la llamada anterior, pero logro sacarle que llevaba enfadada toda la semana, con otra gente, porque habían suspendido un viaje sin contar con su opinión.
A mi se me hizo la luz, pues el día que se enfado fue el día que yo le conté lo que iba a hacer. Yo siempre tan oportuna, pensé.
El viernes nos vimos. En un momento, salio el tema de la primera llamada. Pero yo ya me he cerrado en banda. Empezó a hablarme como una asesora que es, pero no como una amiga que puede dar una visión objetiva. Ya no me sirve lo que me diga. Ni le puedo hacer caso. No puedo confiar en una persona que como estaba enfadada con otra gente, largo la mierda contra mí que no tenía nada que ver, y que no pudo ponerse en mi lugar.
Pero llevo toda la semana santa dándole vueltas al tema. Noto que, si aun no he dado el salto, es simplemente porque necesito contención y no la tengo.
Esto me esta afectando bastante.
Estoy decidida a pasar página, no estoy dispuesta a seguir enfermándome como lo estoy haciendo, pero cuando pueda resolver ese sentimiento de miedo que me está atenazando. Toda esta situación no me ha ayudado nada, porque me ha generado más inseguridad, y sobre todo pensar más en «no estaré equivocada?»
Como me jode, por Dios.
Pd. Che pedrin,,, felices pascuas. Te han regalado un huevo de pascua?? A mi, ni me han deseado felicidades.
Reconozco que soy miedosa a la hora de tomar decisiones fuertes. Que no puedo tirarme a la piscina del todo. Y me refiero al tema del trabajo.
En lo personal siempre fui mucho más arriesgada.
Besos.
Coleccionista de decisiones erróneas, y pese a todo, algunas han sido extremadamente adecuadas.
No me arrepiento de ninguna de las decisiones que he tomado, alguna vez pienso que debía haber hecho otra cosa, pero, el tiempo no vuelve hacia atrás.
Lo único que puedo asegurarte es que ninguna de las decisiones ha sido para peor.
Y, felicidades, espero que el conejo de pascua te traiga un regalo.
Palabra secreta: QueTeKeMO.
Yo pienso que tomar decisiones arriesgadas siempre implican miedo y temor a lo que pueda venir o pasar, o a equivocarnos, pero yo creo que debes hacer lo que realmente sientas que tienes qué hacer, yo soy de las que piensan que cuando llegue el problema ya pensaré lo que haré, pero de momento me lanzo, y si realmente estás muy mal en ese trabajo déjalo, no te amargues, ya sabes lo que dice la famosa frase, es mejor arrepentirse de lo que has hecho que de lo que no has hecho.
Un saludo!!
Ánimo Lukre, que todo saldrá bien. Es el miedo al cambio y a la incertidumbre, lo tenemos todos.