Metáforas de la crisis

Leía hoy una entrevista en el periódico Público a Emmánuel Lizcano, profesor se sociología del conocimiento. He visto luego que dicha entrevista, es del blog de Amador Fernández-Savater, Fuera de lugar .

Lo comento porque me ha resultado muy interesante, sobre todo en los tres tipos de metáforas que define sobre como se usa la información sobre la crisis. A saber…

1-“metáforas de naturalización”: Cuando se habla del “tsunami provocado por el desplome de los fondos monetarios”, de la “sequía crediticia” o de “la fuerza del huracán financiero” se nos están presentando fenómenos propiamente económicos como si fueran fuerzas desatadas de la naturaleza. El primer efecto retórico consiste en anular toda responsabilidad por la crisis. Nadie es responsable de los tsunamis o las sequías, luego nadie es responsable de la crisis. Una vez construida así la irresponsabilidad particular, queda el terreno abonado para declararnos responsables a todos en general: ahora resulta que quien no consuma lo suficiente, contribuye a ahondar la crisis. Un segundo efecto es inyectar miedo y resignación ante lo que se construye como inevitable y universal. Nadie puede escapar a las leyes de la economía, del mismo modo en que nadie escapa a la ley de la gravedad. El segundo efecto se produce, como bien apuntas, en lo que estas metáforas impiden ver. Si los fenómenos económicos son naturales, dado que naturaleza –como madre- no hay más que una (la naturaleza), tampoco puede haber más que una economía: la economía. Cualquier alternativa (ya sea en términos de otros modelos económicos, ya en términos de des-economizar tantas facetas de la vida como nos han economizado: “capital humano”, “coste de la vida”, etc.) no puede ser sino un dislate, una quimera o ganas de hacer el ridículo. Como decía Vargas Llosa, quien se oponga a las leyes de la economía, que se tire por la ventana y verá si funciona o no la gravedad. Lo curioso es que si en el novelista esa analogía trasluce ideología descarada, en el bombardeo de metáforas como las anteriores por la prensa salmón es el propio discurso de los expertos el que se revela intrínsecamente ideológico. Si se leen los razonamientos económicos como argumentos novelísticos o como poesía (aunque sea poesía de madera), tanta ‘expertez’ resulta un puro despropósito.

2- Metáforas médicas : Una vez construidos ciertos movimientos del dinero como si fueran cosas, y aún cosas naturales, una nueva vuelta de tuerca metafórica consiste en presentarlos como organismos vivos. Más aún, como seres humanos dolientes necesitados de solícitos cuidados médicos. La elevada exposición de los bancos –se nos ha repetido machaconamente, con unas metáforas médicas u otras- a los activos tóxicos ha desencadenado una epidemia financiera que ha producido un efecto contagio en la economía real. La patología de la crisis requiere, pues, de un correcto diagnóstico que inyecte liquidez en grandes dosis en el cuerpo de la economía para alimentar los flujos de capital, regenerar los fondos monetarios y potenciar las reservas de los depósitos. Así se evitará el estrangulamiento del crédito (que es su sistema sanguíneo) y que proliferen las metástasis.
Poco importa, para la supuesta racionalidad económica, que todo este cúmulo de metáforas médicas sea incompatible con la anterior aglomeración de metáforas climáticas y geológicas. Como tampoco importa que también las metáforas médicas sean incongruentes entre sí (¿intoxicación o contagio?, ¿metástasis o estrangulamiento?). Lo importante es la superposición de efectos retóricos, la fabricación de los sentimientos del personal. Miedo ante el huracán desatado, compasión ante el enfermo… ¿quién es tan cruel como para negarse a que su dinero/sangre se emplee en las urgentes transfusiones que paren la hemorragia a chorros del paciente, aunque sea un paciente financiero?
Y, una vez más, están las perspectivas que estas metáforas bloquean. Si la economía (o los flujos de capital, o el sistema crediticio) es el enfermo, no puede ser la enfermedad. Si el diagnóstico es de estancamiento, parálisis o incluso retracción del natural crecimiento económico que ahora yace en la camilla, es que es ese crecimiento económico ilimitado el que sufre y no, como algún malpensado hubiera podido sospechar, el que nos hace sufrir. No, el crecimiento incesante (de los beneficios, del PIB, de la producción…), aunque pudiera verse como un cáncer, no puede serlo, por la sencilla razón de que es él quien tiene un cáncer.

3- Metáforas de personificación: Este es el punto más interesante. Una vez naturalizado y humanizado, como paciente, el tinglado económico (o sus componentes), ¿hay algo más lógico que acabar de dotarle del resto atributos humanos? Así, se habla con toda naturalidad de que los mercados castigan a las divisas, de que los parquets se angustian o las Bolsas responden con alegría, de cubrir las necesidades del mercado, de que el Ibex vive pendiente de Europa, de que las empresas tienen sed de liquidez o de que la crisis ha demostrado que hay que regular el comportamiento de los mercados. Lo que se cosificó, naturalizó y medicalizó termina así adquiriendo rango de persona, persona ya autónoma que siente y actúa como tú o como yo, con sus alegrías y depresiones, sus necesidades y sus frivolidades, y hasta la capacidad racional de demostrar esto o aquello. O sea, se convierte en un fetiche, es nuestro propio poder enajenado que se independiza y se nos impone desde fuera como una voluntad inapelable e implacable.

Y por supuesto no abunda este tipo de metáfora: La Crítica. Y dice…“Muchas de las críticas asumen las metáforas fundamentales y se condenan a perpetuarlas. Plantearse, por ejemplo, maneras alternativas de afrontar la crisis, de encararla o arrostrarla, es seguir personificándola. Al prestarle rostro, al hacerle cara, seguimos dando vida al fetiche. Hay quienes hablan, no de hacerle frente, sino de darle la espalda. Así se expresa el entorno del Movimiento de Parados y Precarios en Lucha francés, que se agrupan en buen número con sus carritos de la compra repletos en las cajas de algún gran supermercado, arman el lío, y se marchan sin pagar. Dar la espalda a la mediación del dinero que el sistema postula como necesaria, progresiva y universal es jugar a otro juego, en vez de refinar las reglas del juego o patalear porque se pierde en el que se postula como único juego posible. Los viejos anarquistas lo llamaban ‘acción directa’. A su manera, lo están haciendo los millones de chinos se vuelven estos días al campo, dando la espalda a esas ciudades en las que anida la crisis. O los peul o los djola que conocí en Senegal, que viven casi de espaldas a la crisis porque la mayor y más importante parte de sus actividades corre por los márgenes de los flujos del dinero”.

Cuando termino de leer esto, pienso en que el primer ministro británico esta intentado que el señor Fred Goodwin, que la semana pasada pidió disculpas a los británicos, públicamente, por llevar casi a la banca rota, perdiendo no se cuantos millones de libras al banco Royal Of Scotland, pero él se fue a su casa con 50 años y una pensión vitalicia de 700 mil euros al año. Por supuesto, este señor ha dicho que no renunciará ni a un penique. Menudo hipócrita.

Hace muchos años, vi una peli de Alain Delon, donde mataba a otro tío a tiros y le decía en un delicioso francés, (porque tio guapo como era el de joven y hablar en francés, siempre me ha resultado muy sexie), “hay amores que matan” y le pegaba dos tiros porque le quería. En fin, algo como el banquero, te pido disculpas pero voy a mi bola.

En fin, lo quería compartir con todos, me parece otra visión de la crisis. Más información sobre este estudio: el artículo “Narraciones de la crisis: viejos fetiches con caras nuevas” publicado en el último número de Archipiélago (83-84): www.archipielago-ed.com

pd: Che Pedrín, he vuelto a encender la calefa, tenia frió en los pies 😛

Etiquetado: / /

3 comentarios en «Metáforas de la crisis»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *