Este es el título de un artículo en El País del premio Nobel, Paul Krugman. En el mismo dice…
«Hace más de treinta años, cuando estudiaba para doctorarme en economía, sólo el menos ambicioso de mis compañeros de clase pretendía hacer carrera en el mundo de las finanzas. Incluso entonces, los bancos de inversión pagaban más que la enseñanza o la administración, pero no mucho más y, en cualquier caso, todo el mundo sabía que la banca era, bueno, aburrida.
En los años que siguieron, claro está, la banca se convirtió en cualquier cosa menos aburrida. Los trapicheos y chanchullos estaban a la orden del día y las escalas salariales en el mundo de las finanzas no paraban de aumentar, con lo que atrajeron a muchos de los mejores y más brillantes jóvenes del país (bueno, de lo de mejores no estoy tan seguro).
Pero en vez de eso, las finanzas se convirtieron en el monstruo que devoró la economía mundial….»
Antes de 1930, la banca era un sector emocionante en el que destacaban algunos personajes imponentes que construyeron gigantescos imperios financieros (algunos de los cuales luego resultó que estaban basados en el fraude). Este sector financiero de altos vuelos fue testigo de un rápido aumento de la deuda: la deuda familiar expresada como porcentaje del PIB prácticamente se duplicó entre la Primera Guerra Mundial y 1929.
Durante esta primera época de las altas finanzas, los banqueros ganaban, de media, mucho más que sus homólogos de otros sectores. Pero las finanzas perdieron su encanto cuando el sistema bancario se hundió durante la Gran Depresión…La banca se volvió aburrida, en parte porque los banqueros eran tremendamente conservadores respecto al préstamo: la deuda familiar, que expresada como porcentaje del PIB había caído en picado durante la depresión y la Segunda Guerra Mundial, siguió estando muy por debajo de los niveles anteriores a 1930.
Por extraño que me resulte decirlo, esta época de banca aburrida fue también una época de espectacular mejoría económica para la mayoría de los estadounidenses. Sin embargo, después de 1980, con la llegada de aires políticos nuevos, se levantaron muchas de las restricciones a las que estaban sometidos los bancos, y la banca se volvió emocionante otra vez. La deuda empezó a aumentar rápidamente y al final alcanzó aproximadamente el mismo nivel en relación con el PIB que había tenido en 1929. Y el tamaño del sector financiero se expandió enormemente. A mediados de esa década, representaba un tercio de los beneficios empresariales.
..Mientras se producían estos cambios, las finanzas se convirtieron de nuevo en una carrera de sueldos elevados (sueldos espectacularmente elevados para aquellos que construían los nuevos imperios financieros). …
..Solamente unos pocos advertían de que este sistema financiero sobrecargado podía acabar mal. Puede que la Casandra más destacada fuese Raghuram Raja, de la Universidad de Chicago, un ex jefe de economistas del Fondo Monetario Internacional que, en una conferencia celebrada en 2005, sostuvo que el rápido crecimiento de las finanzas había hecho aumentar el riesgo de una «crisis catastrófica»…
…Ahora, gran parte del éxito aparente del sector financiero ha resultado ser una ilusión. …
Pero tengo la impresión de que los políticos siguen pensando sobre todo en reorganizar las casillas del organigrama de supervisión bancaria. No están ni mucho menos preparados para hacer lo que hay que hacer, que es volver a convertir la banca en algo aburrido…
..Una parte del problema es que la banca aburrida equivale a banqueros más pobres, y el sector financiero todavía tiene muchos amigos en puestos muy altos….»
NO se tu lector, pero cuando terminé de leer este artículo, lo vi claro, No creo que la banca quiera nuevamente ser aburrida…
pd:Che Pedrín, necesito sol. Eso confirma que no soy un vampiro!!!
a la banca no sé, pero a los banqueros seguro que no les hace ninguna gracia volver al aburrimiento: cuando se ha probado la buena vida (o al menos lo que creen ellos que es la buena vida), difícil se hace la marcha atrás…