Cuando el Mayflower, llego a lo que es hoy Manhattan, disque a colonizar aquello, compraron las tierras a los habitantes locales, llámese indígenas, con mucha cosas incluidas cuentas de colores de cristal. Bueno eso nos han enseñado en la escuela, pero no deja de ser una leyenda urbana. Porque la realidad fue, que si llegaron, y en el primer invierno casi murió la mitad de los colonos. Los indios Iroquois, les enseñaron luego del primer invierno, a sembrar maíz, que sumado a otras semillas de plantas europeas que llevaba, hizo que la primera cosecha fuera abundante, lo cual origino una celebración que duró 3 días, y que disfrutaron con los indios que les habían ayudado. De ahí el origen del día de Acción de Gracia o Thanksgiving.
Pero yo no quería derivar en esto, sino hablar de las cuentas de colores con que se dice que compraron Manhattan, como si los indios fueran tontos. No como en realidad fueron, que les ayudaron a sobrevivir.
En la actualidad a los consumidores nos quieren meter en la cabeza la idea que somos “indios” tontos e incultos, y nos venden beneficios o todo lo que se precie como “cuentas de colores”. Sacando ellos un rédito impresionante por nuestro supuesto “buen negocio”.
Por ej, trae a mi banco tu plan de pensiones y te regalo un ordenador. Quédate conmigo y te regalo tu suscripción a mitad de precio los dos próximos meses. Eso si, luego volverás a pagar la pasta que pagas por una cosa que no usas. Cuantas cosas hay sobre esto. Se ven a diario.
Estos últimos meses, yo he hecho uso de estas opciones, de las cuales una me salió bien y otra mal.
La mal fue con Digital+, que me quise dar de baja, lo hice, y luego me ofrecieron no hacerlo dejándome lo que tenía dos meses a mitad de precio. Lo acepté, y cuando llego la oferta, resulto que la mitad de precio era porque me habían cambiado de paquete, perdiendo el 70%d de los canales que tenia. Me queje, presenté una reclamación oficial, y el personal que me atendió me empezó a gritar por teléfono. No me insultó, pero casi. Ojala sea verdad que graban las conversaciones, porque se vería. Pero no creo que tenga tanta suerte. Al final, le mandé a la mierda y perdieron un cliente, porque me he dado de baja permanentemente y me he ido a la competencia. ¿Les habrá importado? No creo, porque la reclamación nunca me la contestaron, solo me gritaron.
Lo bueno para mí, en cambio, fue que tenía antojo de una Blackberry, por capricho, que es por lo único que se puede cambiar de móvil, porque al final todos son iguales. Le di la opción a mi operador habitual, y por un error informático de ellos, que no solucionaron en 15 días, no pude quedarme con ellos. Pero la competencia si me dio lo que quería, y se ocuparon de todo. Ahora tengo mi Blackberry pero con otra compañía. Que sinceramente, me da exactamente igual.
La técnica del “intercambio de cuentas de colores” debe generar tanto pérdidas como miles de millones de ganancias, según las compañías. Por lo que mueven. Y sobre todo, el “robo” de clientes entre unas y otras, como de cuotas de mercado, debe tener toda una ciencia detrás. Cosa que no tengo ni idea, porque no es mi campo. Lo mío son los ladrillos.
Creo que en el consumidor, esta técnica tiene su derivación enfermiza. nconscientemente la gente ahora tiene la idea que debe pedir algo a cambio por lo que va a adquirir, olvidando a veces el producto en sí, por el valor agregado que va a obtener por “las cuentas de colores”. Lo malo es cuando esta técnica se aplica en los servicios, no sobre un objeto. La gente te exige algo a cambio por elegirte a ti, para un trabajo. Bueno esto antes en mi pueblo lo llamaban “coima” y ahora le llaman “comisión”
Pero no dejo de sentirme a veces, que me quieren dar “cuentas de colores” en vez de lo que corresponde como me pasó con Digital+, y me hace sentir bastante frustrada y sobretodo “tonta” o indígena como los que vendieron Manhattan por una bolsa de cuenta de colores.