Decisiones

Desde que nacemos tomamos decisiones. Porque hasta para respirar cuando nacemos, es decidir vivir. No se cuantas cientos de decisiones al día tomamos. Algunas insignificantes, y otras más relevantes.

Pero que pasa cuando la que tenemos que tomar se equipara a “ser Dios” por un momento. A decidir sobre la vida de otro ser, en este caso nuestra mascota. Creo que en mi caso tomar esta, ha sido la más difícil hasta ahora. Primero porque no soy Dios, y ni pretendo compararme a él, y segundo porque decidir sobre la vida de un ser vivo que forma parte de tu familia, es terrible.

Esta semana, paso este mal trago otra amiga, 5 meses después de haberla tenido que pasar yo. Cuando lo supe, algo tenía claro, que no se la podía dejar sola. A mi me acompañaron en ese momento y lo agradezco. Nosotros hicimos lo mismo con ella. Lo peor de estas cosas es tomar la decisión, luego ya es apechugar con lo decidido.
Ya paso el mal rato, pero me he quedado pensando en lo difícil que es decidir sobre estas cuestiones. Pero que pasa con las que, sin ser tan importantes, son lo suficiente como depender muchas cosas de nuestro futuro?

Yo trabajo con alguien, muchos años menor que yo, y posiblemente sin tanta experiencia que te da la edad, pero a quien quiero mucho y me llevo muy bien. Pues le vivo diciendo que enfrente las cosas y tome decisiones. Se le presenta un problema, y tiene la habilidad por llamarla de alguna manera, de dejarla en stanby hasta que le explota en la cara y deja cabreado a la otra parte. Se esta jugando su trabajo.

Yo por mi parte, he decidido no decirle más nada. No soy su madre, ni su psicóloga de cómo enfrentar la vida, pero se está equivocando
Una cosa que he aprendido en esta vida, es que tenés que enfrentar los problemas, de frente, con tu verdad, escuchando a los otros, y defendiendo tu posición si crees que tenés razón o negociando con la otra parte para llegar a un acuerdo, si las dos tienen razón. No tenés que tener miedo al dialogo, sin gritos ni prisas. De todo se sale, salvo de una cosa y espero que en mi caso muy lejos. Al final siempre se llega a un acuerdo, ya sea de mínimos o de lo que sea. Pero no solo en el trabajo, en la vida personal es igual.

Que ganas no enfrentando las cosas? Nunca lo he entendido y no lo comparto. Sino enfrento las cosas ya sean buenas o malas, yo no duermo tranquila porque estoy siempre maquinando sobre la situación, en cambio con la otra posición duermo como un bebe.

Yo sigo las enseñanzas de mi abuelo, sabio él, que decía “si tenés un problema tenés dos opciones, o ponerte a su solución y olvidarte de él, o si no tiene solución, aprender a vivir con él lo mejor posible”. No existe otra vía. En fin, cada uno es artífice de su propio destino o como me gusta decir a mi “cada uno se jode como quiere y puede”.

pd: che pedrín, hace frío no?

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Un comentario en «Decisiones»

  1. Yo he tenido mis épocas. En algunas temporadas no postergaba ni un momento cualquier decisión que tuviera que tomar. Sin embargo, en otras, parece que funcionaba mejor bajo la presión de dejar todo para el último momento y tener que decidir “in extremis”.

    Supongo que no soy ni como tú ni como tu compañera de trabajo, y que dependerá mucho de mi estado de ánimo en cada momento.

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