Esto lo decía yo hace una temporada, pensando en esos perros abandonados o maltratados por sus dueños. Pero luego de lo de Haití, lo digo también para la gente, aunque lo pensaba antes.
Veía una foto hoy en El País, de Cristobal Manuel, de un chaval joven, que caminaba desnudo por Puerto Príncipe, como la imagen del desamparo y la soledad. Me sigo emocionando cuando escucho o veo cosas así sobre ese lugar del mundo.
No porque en otros no pase, pero cada vez que suceden hecho como el terremoto, que te dejan en estado de shock y estando a miles de kilómetros, imagínate viviendo ahí?
La sociedad occidental, o la llamada del primer mundo, han salido al rescate de esta gente, con los consabidos problemas de todo tipo. Pero cuánto durará esto? Ya se habla poco de Haití y posiblemente en unos meses, sea una noticia de tercera o cuarta página. Tenemos esa habilidad. La de olvidar a los que sufren.
Ayer me contaba una amiga, una señora en la Seguridad Social, para sacarse sangre, que desde la cola se quejaba. Que esto, que lo otro, que el ascensor, que los médicos, que el sistema de salud.. Mi amiga, que ya no podía más de escuchar sus críticas, le contestó “que no sabía la suerte que tenia de poder tener el sistema de salud que tenia” Parece ser que la señora le retrucó diciendo que eso no pasaba en otros lugares. Y mi amiga, le hizo notar que si viviera en Estados Unidos y no tuviera para pagarse sus sistemas de salud privados, tendría que irse a la beneficencia para que la curaran. No había que irse a Haití para ponerlo de ejemplo.
Cuando mi amiga me lo contaba, indignada, yo no podía más que decirle tenes razón, solarizándome con su cabreo hacia la señora. Los que están totalmente inconforme con todo lo que el sistema les da. No digo que no se pueda mejorar, pero nunca decimos gracias por lo que tenemos. Estoy de la crítica a todo, que no puedo con mi alma.
Como tampoco nunca les decimos a los demás cuando hacen las cosas bien. Esa palmadita en la espalda, y el “che que bien!!!” nunca llega aunque lo pensemos. Yo esta semana he estado de bajón. De repente me he quedado sin energía. Una de las cosas que he echado en falta ha sido esa, que me dieran un abrazo y alguien me dijera “che lu, que estas por el buen camino, que haces las cosas bien”. Esto tan cansada de la crítica, la falta de solidaridad con el del al lado, la imposición de la obligación de que hay que hacer, etc., que ya no tengo energía.
Y aunque me sienta así, todos los días me levanto y agradezco la vida que tengo. Que es maravillosa y fantástica, sin pretensiones, pero es la que quiero. Que se puede mejorar? Siempre, pero es para dar gracias. Yo nací con suerte. Por nacer donde y con que familia. Porque tuve las posibilidades de desarrollar la vida que he desarrollado. Y por eso estoy agradecida, a Dios, a la vida, o quien haya que decirles “gracias”.
Pd. Che Pedrín, extraño tus abrazos, aunque sean virtuales.
No es que HASTA para nacer haya que tener suerte, sino que hay que tener suerte sobre todo (fundamentalmente, en primer lugar, antes que nada) para nacer. Los siguientes resultados de la fortuna son mucho menos decisivos que ése. Un beso.