Las dos caras de la vida, la muerte y la vida. Esta semana pasada unos amigos, han vivido esto con un día de distancia. Lo que a la distancia, te hace pensar en que a veces nos sentimos inmortales, que nunca va a pasar nada, hasta que pasa.
El jueves noche, con una tormenta eléctrica impresionante sobre Madrid, antes de caer también una súper tromba de agua, estos amigos estaban en su ático, intentando cubrir el techo con lonas, porque como en la comunidad les están cambiando el tejado, no tenían techo, y para no ser menos que los chapuzas actuales en el mercado laboral de la construcción, los obreros que se lo están cambiando, se habían ido sin cubrir con lonas el hueco en el tejado. Cuando mi amiga, vio la que iba a caer, porque se palpaba en el aire, pensó en el desastre que se avecinaba, se le iba a inundar su piso.
En plena faena, la llaman al telefonillo, y le dicen que creen que su gato, Rodolfo, se había caído de la terraza. Sexto piso, así que imagínense. Entre el lio de gente echando una mano para cubrir con lonas antes que lloviera, los rayos y truenos que hasta a mi me dieron miedo, el perro prestado que estaba en la casa, Rodolfo el gato debe haber estado aterrado, y se fue a su rincón secreto en la cornisa. Pero no le sirvió de nada eso que dicen que los gatos tienen 7 vidas, este uso las 7 en una.
Pobre Rodolfo, el gato, y pobre mis amigos. Estaban destrozados porque era un animal muy querido en la casa. Al final, como dice un hermano mío de mi perro, es uno de la familia. Pues sí, las mascotas que conviven con nosotros son como de la familia.
En pleno estrés por la tormenta, en plena pena por la pérdida de Rodolfo, al día siguiente nació su primer nieto. En 24 hs, han pasado del estrés y la pena, a la alegría infinita de una nueva vida en sus brazos.
Todo esto me ha hecho pensar, en lo que han pasado. Que subi-baja de sentimientos deben haber sentido y que seguro aun sentirán. La fragilidad que tenemos los seres vivos, ya sean de dos o cuatro patas, es tal, que muchas veces me lleva a observar que puede que uno salga por la puerta pero no vuelva a entrar. Estamos tan indefensos de todo lo externo, por qué entonces nos cuidamos tan poco y hacemos tantas locuras.
Para pensar no?
pd: che pedrin, una vida más en este mundo convulcionado….
merci