Hoy hablemos de algo que existe y se llama amor

Tendría que estar trabajando, pero no dejo de pensar en algo que me paso hoy por la mañana. Bueno hace mucho que lo veo, pero hoy ha sido glorioso.

Yo suelo a veces desayunar en la cafetería de un hotel que esta junto a mi casa, porque tienen un pan con tomate que es impresionante. Si bien debería dejar la costumbre, y lo haré pronto porque los kilos no perdonan, por ahora sigo yendo. Quizás menos que antes, pero voy.

Mucha gente es habitual y vecinos. Se ha corrido la voz, y muchos del barrio van a desayunar ahí. Así que nos conocemos casi todos, aunque sea de vista. Hay también huéspedes del hotel, pero son los menos.

De todos esos habituales, que veo cuando voy, hay un matrimonio de ancianos que no pueden casi caminar pero que se apoyan el uno en el otro. Se que el señor esta muy enfermo porque es diabetico y un día tuvo una descompostura ahí mismo que tuvo que venir el Samur a atenderlo. Pero con los meses se ve que esta mejor, ha cambiado su aspecto y se lo ve más controlado de su problema.

Da gusto verlos, los dos caminando despacio, sonriendo siempre, cuando te ven te saludan siempre, te encuentres donde te encuentres. Ambos dos deben tener más de 80.

Hoy me los cruce en la calle, y como siempre sonriendo me dijeron con una gran sonrisa «buenos días». El con un sombrero de ala ancha, con una cara de abuelo feliz, y ella semi apoyada en su hombro. Fue una de esas imágenes que se me quedarán grabadas, porque irradiaban amor.

Me hicieron acordar a mis abuelos eran iguales, pero hace tanto que no los tengo conmigo, que a veces lo olvido. Mi abuelo, le dijo a mi abuela desde que la conoció «Rosita», siempre. Estuvieron casados más de 50 años.

Llevo todo el día pensando en el amor que esos abuelos se profesan. Casi seguro no es amor pasional, pero creo que es más importante aun, es amor, compañía, amistad, respeto. Tantas cosas se me ocurren que creo que me pondré pastelito, así que mejor no digo nada.

Solo que al verlos, me reivindico con el amor. Porque aunque sea existe gente que es feliz estando junta. Lo que si, estoy convencida, que el día que falte uno, el otro si ira tras el. No creo que el que quede pueda vivir sin el otro. Muchos casos así he conocido. Mi abuela, «Rosita», dijo un día, «no quiero vivir más», y se dejó morir. Haciéndolo en poco tiempo.

A estos abuelos, estoy segura que les pasará lo mismo. Solo deseo que sea en mucho tiempo, porque me gusta encontrármelos a veces por ahí. Me roban sonrisas al verlos. Y quiero que siga así.

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