Enfadarse como única solución es algo que estoy comprobando últimamente, que en muchos casos sino lo haces, no consigues nada. Sinceramente, no me gusta.
En muchos temas de empresas, es tanta la desidia con que atienden al cliente, que sino te terminas enfadando, no te hacen caso. Hay que gastar tanta energía en esto, que agota. Antes solo pasaba con las empresas de telefonía, pero ahora he detectado que pasa con muchas.
Parece ser que las empresas, tratan a todos los clientes como si fuéramos borregos , teniendo la obligación de acatar lo que nos dicen, bajando la cabeza y aguantando. Me niego.
No voy a hablar de ejemplos concretos, porque he detectado en varias distintas, y no vale la pena. Pero los servicios de atención al cliente, se pueden mejorar y mucho, con gente que se comprometa con el que llama, cumpliendo con su trabajo. También es verdad, que les pagan miseria y quien hace un trabajo eficiente, si cobra mal, me pregunto, pues muy poca gente.
Hace mucho tiempo, alguien me dijo “si yo pago, exijo“. Me pareció excesivo en ese momento, porque se puede exigir pero no como si tuviéramos la verdad suprema porque pagamos. Con los años, he visto como las empresas se han ido desmadrando con esto, y ahora ellos exigen el pago y todo lo demás. Como todo en la vida, hay que buscar el equilibrio.
Pero tenerse que cabrear, para despertar la eficiencia, porque al final lo hacen y cumplen, me saca de mi. No solo porque tienes razón, sino porque del otro lado del teléfono, la mediocridad del servicio da pena.
Mucho tiene que ver con la crispación general que se vive, que nadie se hace responsable por nada, que nadie tiene la culpa de nada, de la gran mediocridad que se ha convertido esta sociedad en que vivimos, donde por ejemplo, insultan por insultar escondidos detrás del anonimato de una red social, a diario.
O bueno, no escondidos, como me paso el otro día, que en una página donde puse un teléfono para vender porque ya no lo uso, alguien me insultó porque le dije que no, al precio que esa persona me proponía, y a mi no me interesaba.
Sinceramente, cada vez entiendo mucho de lo que esta pasando.
imagen via@designcombo.blogspot.gr
Pues debe suceder en todos los sitios, el otro día le regale a un chico hispano una bicicleta que no estaba usando, el chaval me caía bien porque tomaba el autobus conmigo, resulta que también le deje el candado de la bicicleta. Despues de eso…, un día he necesitado el candado de la bicicleta, que no la bici, pues compré otra de segunda mano. Le pido el candado para no tener que comprar otro y la respuesta es, si te he visto no me acuerdo. No merece la pena enfadarse, a pesar de que no lo comprenda, pero de favores ya hablaremos. Lección aprendida.
lamentablemente, día a día, compruebo que sino te enfadas, aunque no vale la pena, no consigues nada. Que cruz no? bss