Comprar y no usar

Estoy en época de limpiar armarios, y me doy cuenta que he comprado cosas, sobre todo de ropa que no he usado y aun están como las saque de las bolsas en la percha. No las he estrenado y entonces ¿porque las he comprado? La pregunta del millón.

Posiblemente por qué tenía dinero para gastar por ellas, o por qué eran de rebajas, o porque me gustaron. Pero ¿tengo tanto tiempo para usar tanta ropa? Ahora por circunstancias debo restringir los gastos a lo necesario, por un bien mayor para mi, y me pongo a pensar la cantidad de cosas que gastamos y luego no aprovechamos.

Léase por ejemplo, el gimnasio.  Cuando me mude de casa, hace ya más de un año, seguía pagando el gimnasio, pero no iba porque me quedaba a trasmano, hasta que busque otro cerca y le di de baja por casualidad el último día del mes que se podía hacer, sino hubiera tenido que pagar otro mes, sin ir. Surrealista.

No voy a decir la cantidad de meses que pagué, “por sí…”, porque en el fondo me da vergüenza reconocerlo.

Pero se que no soy la única que hace estas tonterías. Ayer en una comida hablábamos de esto. Gente que paga un curso mensualmente y no lo usa, o se abona a un servicio y lo mismo. Lo del gimnasio fue más común de lo que yo pensaba, había varios que les pasaba lo mismo. Pero no por mudarse como en mi caso, sino por no ir por vagancia, que es la causa más común.

Mi madre que es una señora muy señorona, siempre me dice “de uva en uva se va el parral”. Y a veces pienso, que hubiera sido de mi vida si hubiera tenido más cuidado en que gastaba el dinero. 

En fin, pero como eso ya no puede volver, intentaré hacer un plan de choque de ahora en adelante, porque el “bien mayor” para mi es muy pero que muy importante.

pd: Che Pedrín, tu también eres un gastón? #Día 6

imagen vía  @alberto soto tejera
Etiquetado: / / /

2 comentarios en «Comprar y no usar»

  1. Según María Kondo, la autora de “La magia del orden” compramos ropa porque nos gusta como queda en el maniqui, o porque estamos tristes, o porque pensamos que nos quedará bien, y luego no la usamos. Aquellos cometidos que tenía la ropa al momento de la compra, eran su único fin, no habrá luego un cambio. Por eso, no toda la ropa que compramos es para usarla. Asi es que, al limpiar el placard, se deberá ir. Le agradecemos (así dice Kondo) los servicios que nos prestó y la sacamos de casa.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

A %d blogueros les gusta esto: