La frase occidental, “el tiempo, ese tirano”, la tenemos incorporada todos en nuestro cerebro. Es más, en este blog siempre, me quejo mucho de la falta de tiempo. Leyendo un artículo antiguo en El País, leo que “no nos damos cuenta de que somos tiempo, y cada vez que decimos que no tenemos tiempo es como decir que no existimos”. Qué verdad, pero qué difícil es hacer lo contrario, llevando al extremo el dicho “un tiempo para cada cosa y cada cosa a su tiempo.
De esa lectura sacó la siguiente clasificación, sobre el tiempo que según donde has nacido, según tu cultura es tu percepción del tiempo.
Existe el tiempo llamado “lineal”, que contempla la cultura occidental, donde existe una línea que tiene un principio y un fin, todo empieza y todo acaba. Es como vivir sobre una línea (el tiempo) donde transcurre todo lo que tiene una duración. Las cosas se superponen sobre esta línea, pero todo tiene tres partes, un inicio, un desarrollo y un final.
Luego se encuentra la idea del tiempo “circular” propio de las culturas orientales. Donde la creencia es que el tiempo de todo es circular, que gira en círculos. De ahí la creencia de venir a esta vida a cumplir con nuestro karma, de las reencarnaciones, repitiendo las cosas una y otra vez hasta que se aprenden y se pasa al siguiente nivel.
Por último, está el llamado tiempo “simultáneo”. Es el tiempo que transcurre según los acontecimientos, las estaciones, según lo que ocurre al grupo. Esta percepción del tiempo es típica de las sociedades tribales africanas, donde se vive en clanes o familias. Se hace hincapié en la hora solar y lo que esto implica para la vida familiar.
Aunque la mayoría de la sociedad aplica, sin saberlos, la simultaneidad de estos tres tiempos. El tiempo lineal lo da el trabajo y la perspectiva de futuro, mirando siempre para adelante, linealmente. Pero nos detenemos en festejar cumpleaños o aniversarios, acontecimientos que marcan el calendario anual cíclicamente año tras año. Y además tenemos una existencia simultánea cuando nos alejamos para vivir un acto íntimo o especial, que queremos que dure eternamente. Así de complejos somos los seres humanos.
De todo esto, reflexiono sobre si “sabemos la dependencia del tiempo que tenemos”. Yo siempre he dicho que el tiempo es según la percepción que tengamos de lo que se está viviendo. Nos damos cuenta que muchas veces en vez de disfrutar del tiempo libre, lo llenamos de otras cosas, por ej el ocio.
Somos conscientes que el tiempo no se pierde si nos sentamos en la hierba y solamente disfrutamos lo que vemos en el horizonte. Como dice alguien que practique el Tao, “no hacer nada, pero sin dejar nada por hacer”. Cambiar simplemente dejando de ser quienes somos para ser solo tiempo.
Esto me recuerda la experiencia vivida por varios cercanos que se han jubilado. Algunos dicen “me sobra el tiempo”, no saben qué hacer con él y caen en una depresión, porque relacionan el tiempo con la existencia. Otros, siempre dicen “no tengo tiempo para nada”, este grupo son los que llenan el vacío dejado por su nueva condición con otras cosas. A estos, a veces les pregunto “como puede ser que no tengas tiempo de nada, sin estar jubilado, no tienes más obligaciones” y sinceramente no tienen ni idea que decirme, porque ni ellos lo saben. Lo que digo, el tiempo es una cuestión de percepción personal y como se administra.
También con los años, esa percepción parece como si se fuera acelerando. Lo que para un niño es eterno, para un persona de más de 40, los días vuelan. Y los días para ambas franjas son iguales, duran 24 horas. La diferencia es cómo se percibe. Un niño, lo hará como si tuviera todo el tiempo del mundo, una persona de mediana edad, ya vivió la mitad de su vida, ya no tiene todo el tiempo del mundo. Por ej, ya estamos en abril, y parece que la navidad fue ayer.
Básicamente toda esta reflexión luego de leer el artículo, viene porque los días pasan y pienso, “soy consciente que estoy perdiendo el tiempo y que no lo recuperaré jamás, cuando me voy a movilizar. O es lo que quiero, perder el tiempo y dejar que la vida fluya?.” Sinceramente no tengo ni idea.
Con la cuarentena o aislamiento social, impuesto por obligación, ese tiempo que ahora tenemos y antes no, lo estamos aprovechando o lo seguimos perdiendo? Esa será la pregunta existencial a contestar cuando esto pase o una de ellas.
Ya lo decía Borges “el tiempo es la materia de la que hemos sido creados. Dios sabe en qué dimensiones existimos cuando habitamos en el paraíso, pero al materializarnos, al venir a este mundo, entramos forzosamente en dos grandes dimensiones que no abandonaremos hasta morir, el tiempo y el espacio“