“Tú eres la que ha aterrizado por ahí a destiempo”. Eso me decía mi madre hace un tiempo, hablando de los amigos y las cosas que pasan.
Es verdad.
No sé muy bien porqué, pero esos lazos de amistades que hacen que estas sean profundas, desinteresadas y fantásticas, llevan tiempo. Mucho tiempo.
Ya también hace mucho años, una señora, hoy septuagenaria, me decía “los amigos son los que se han comido contigo un saco de sal“. Mucho tiene que pasar para que eso suceda. Y sobre todo, tiempo. Eso es lo que se necesita para tener una buena amistad con alguien. Tiempo.
Pero no creo que solo, como estas dos buenas “ancianitas” me lo dicen (si leen esto me matan, ambas), que el tiempo hace la amistad. Estoy convencida, que también puedes desarrollar una amistad profunda con alguien en corto tiempo, pero posiblemente dependa del momento, de lo vivido o de la calidad del tiempo que se dé, aunque sea corto. Aunque posiblemente sean las menos.
Quizás el verdadero punto, es que llamamos “amistad” a todo tipo de relaciones sociales. Ese creo es el verdadero cuestionamiento. Si algo he aprendido, aunque no comparto para nada, que mucha gente tiene “amigos parcelados”. O lo que es lo mismo, para una actividad y no para otra. Porque lo llaman “amigos”, pero para mí seria “conocidos que comparten algo“, y listo.
A qué viene todo esto? Pues es simple. Los verdaderos amigos se cuentan con los dedos de la mano, y mucha gente, hasta una sola mano le sobra.
Mi consejo es…
Vive, ama y si tenes amigos a los que quieres, no los abandones. Cultiva con cariño la relación. Llámalos, preocúpate por ellos, decirles que los quieres aunque sea con un gesto. Que en estos tiempos que corren, la amistad es un tesoro. Posiblemente para muchos, en decadencia, pero no, no es así. Es un tesoro en alza.
Ya lo decía el proverbio, “el ser humano no está hecho para vivir solo”. Y si esta sociedad cada día hace que estemos más solos, no lo permitamos. Todo cambio importante empieza por nosotros mismos.
No permitas que la vorágine te lleve. Marca la diferencia. Que todos estos meses de encierro, te sirvan para ver que la vida es más que consumo y apuro. Es también parar, mirar alrededor, sonreír y sobre todo respirar hondo y decir “te quiero” a los amigos, para seguir adelante todos juntos.
Hay amigos, conocidos, compañeros de trabajo, aspirantes a amigos, creo que deberíamos clasificarlos en más clases.
Cuando vivía en Barcelona yo tenía 1 amiga y prou, al venirme a vivir a Madrid me di cuenta de que todas eran amigas pero no lo eran de verdad.
Ahora mis amigos no sé si se han comido un saco de sal conmigo pero sí sé que tienen 25 años de antigüedad de amistad como mínimo.