Hoy sin muchas ganas de escribir, porque esta semana he cometido el atropello de hace maratón de series. Lo que ha ocasionado que nunca me acostara antes de las 2 de la mañana. Aunque algún día a las 4 AM. Y aunque me levanto tarde, yo que soy un bicho diurno, no lo llevo muy bien que digamos.
Esto de ver maratones de series, me lleva a varias conclusiones.
Primero que ver series viejas, que uno ya vio pero en capítulos semanales y como ya conoce la historia, se centra en otros detalles que habían pasado desapercibidos. Entendiendo mejor la historia final. Esta semana me he dedicado entre otras a “Sex and de city” o como se decía en español “Sexo en New York”.
Serie que empezó hace 23 años, y que me ha vuelto a sorprender, no por su calidad, sino que hace tanto se hablara y se mostrara tanto sexo libremente. Lo que me ha llevado a ver que en vez de evolucionar con este tema, hemos involucionado. No creo que la nueva etapa de la serie, que han empezado a grabar de nuevo este año, sea tan libre como la anterior. La sociedad no es la misma, ahora de repente nos hemos convertido en “una sociedad políticamente correcta”. Sin aún saber muy bien qué significa eso. Seguro que alguien pone el grito en el cielo y denuncia que se siente molesto. Ahora que se quejan y se ofenden por todo. Veremos.
En esta nueva etapa de “maratones” me esperan algunas como los Soprano, o quizás Juego de Tronos. Ya veremos. Tengo mucho tiempo libre con mi auto confinamiento. Porque para que la Sra. Ayuso adelantara el toque de queda y el cierre de todo, es signo de que todo va muy pero que muy mal. Ella que siempre ha sido contraria a la lógica y al sentido común en pandemia solo por hacer sentir que era distinta, con esta decisión, me pone los pelos de punta. No lo habéis pensado? No es un gesto que pase desapercibido.
Las cosas van muy mal. En mi caso, he vuelto a tener miedo de ir a la piscina. Cosa que no hago hace más de dos semanas. (suspiro). Mis actividades se han reducido a lo esencial, y no sé si ir al gym lo sea.
Lo que si me pasa, es que he pasado mi límite de escuchar estupideces. Y lo que dicen políticos, gurús de la sanidad, tanto tertulianos que uno ni conoce y parece que son ganadores del Nobel, tanto periodista de calle, que repiten hasta la saciedad una y otra vez lo mal que está todo, las quejas de los que van a perder aún más, etc etc. Ya no puedo más con eso. Así que he cambiado la tv y la información del mundo, por Netflix y HBO.
Es mi momento de escapar de la realidad. Lo que a veces me da que pensar, es que dedique tanto tiempo a hacerlo que estoy viendo pasar mi vida en un túnel de vacío total. Es más la noche que me acosté a las 4 AM, por ver el último capítulo de una de las maratones. Apague todo y en el silencio de la noche, con solo la penumbra de una luz, pensé “lucre que estás haciendo, la vida se te está yendo de las manos, esto no es vivir, es solo sobrevivir”.
Si bien soy consciente de esto, no veo que lo pueda cambiar porque las circunstancias de todo lo que pasa fuera de mis 4 paredes, no me permite hacerlo. Quien puede meterse a ver una expo en un museo, o ir al cine, en plena ola de contagios de un virus que está descontrolado. Yo no.
Y me asusta.
No el contagiarme, que como decía LaLa, una de mis tías, “al final lo vamos a pillar todos“. Sino, en que si lo pillo como lo voy a llevar. Lo que me aterra es terminar en el hospital, sin poder llevar adelante mi trabajo, y lo que eso conlleva. Cuando uno es solo, sin la red de contención familiar, todo se hace cuesta arriba.
A veces, como ahora, pongo música para que el silencio de una casa vacía de gente no me vuelva loca. Apagó el silencio con ruido musical. O con maratones de series. Y aún no hemos cumplido el primer año de esta locura que estamos viviendo.
No se ustedes, pero yo siento mucha que mucha impotencia, desazón o miedo como decía. Es bastante difícil decir que uno está bien, aunque lo esté.
En fin, seguiremos en marcha, a medio gas, o viendo maratones, para que no nos sintamos tan mal. Sin planes de futuro, y sin saber muy bien para donde salir corriendo, porque de eso si tengo ganas. De irme a una playa y mojar mis pies en el mar, aunque haga frío.
Dejaría todo y partiría como Gauguin a pintar a las Salomón, ya mismo. Aunque eso también sea una utopía pandémica. Porque la mochila de mi actual realidad como la de muchos, se iría conmigo en mi espalda.
En fin, espero que todos sigan bien, cuídense, y vivan su semana lo mejor que puedan, total hagan lo que hagan será igual. Ahora no es tiempo de pensar en grandes aventuras o futuros, es tiempo de aceptar lo que hay, porque no nos queda otra.
Pero como siempre termino diciendo “ESTO TAMBIÉN PASARÁ“. Aún sin saber cuándo y cómo.
Y yo me lo quería perder con estos pelos.