Una burbuja de desidia

¿Dos años de pandemia y este tercero de guerra? Da igual es lo que hay, es solo para marcar el contexto de esta “burbuja de desidia” en que estamos viviendo. Porque si, estamos todos, algunos se dan cuenta y otros muchos no… inmersos en una enorme burbuja de desidia.

La vida ya no es lo que era. Se que todos tenemos ganas que vuelva la normalidad, pero con lo que ha caído y lo que aun cae, no creo que vuelva en mucho pero que mucho tiempo.

Vivir inmersos en una “burbuja de desidia” es agotador. La falta de motivación, de ganas, cuando todo te da lo mismo, cuando no piensas que hay un futuro claro, y aceptas lo que está cayendo, eso es desidia.

No es algo solo mío, es generalizado. Mucha gente no sabe ponerle nombre, pero es una burbuja de desidia que aunque invisible, nos inunda.

Nuestra vida ha cambiado, no por nosotros sino por la circunstancias exteriores, y no poder controlarlas hace que esa burbuja nos atrape sin darnos cuenta. Es como si la positividad o la alegría que ante muchas cosas nos producían han desaparecido o simplemente apenas la sentimos.

No es tristeza, no es alegría, es como estar en un pozo donde los verdaderos sentimientos están en stanby o para entenderlo mejor,,, como si esa burbuja de desidia nos ha hecho entrar en “encefalograma plano de sentimientos”.

Luchamos a diario por que nuestra vida haga “bip” y esa rayita plana marque un pulso para arriba y así salir de esa desidia. Hay días que algo o alguien hace que suceda, y nos alegramos porque pensamos que no todo está perdido. Pero usamos tanta energía para que esos pequeños momentos o instantes sean a diario que se ven eclipsado por la información de la realidad que nos rodea que nos agota, dejando pasar los días iguales unos a otros.

Y así se nos va la vida. Es vida que es instante, por lo corta que es. 

(SUSPIRO)

Si, suspiro de ponerle palabras a la realidad de muchos. La realidad de la impotencia por una pandemia que no pedimos ni generamos. La impotencia de sentir que parece que nunca terminará, para ahora vivir una guerra que parece lejana pero que está más cerca de lo que creemos. Que nos desgarra el alma en ver esa gente, esos niños, esas mascotas que han tenido que huir de sus propias vidas con casi lo puesto.

Me pongo en su lugar y me congoja el alma. Como voy a no sentir lo que sentimos todos. Empatía por ese sufrimiento, si me pudiera pasar a mí.

El domingo me reuní con unas amigas a tomar algo, y salió este tema. Comprendí que era generalizado porque no negaron que sentían lo mismo al hablar de todo esto. Y se planteó la pregunta … Qué podemos hacer nosotros? La respuesta fue contundente… nada, salvo rezar, apoyar con lo que sea, o con dinero donar. Nada más. 

Así que llegados a este punto, luego de tanto tiempo inmersos en esa burbuja de desidia y lo que queda, solo puedo pedir que intentemos poner todo nuestro empeño en lograr que ese “bip” sea diario, con nuestras acciones y nuestros sentimientos, para que aunque sea no todo este perdido. No puede estarlo.

Aunque sea recemos porque algo cambie en el mundo y podamos avanzar. 

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