Que te lean historias 2.0

Llevo varios meses con lo que se podría llamar un nuevo vicio, los audiolibros. Ha sido todo un descubrimiento para mi existencia. Se podría decir, el gusto que te lean una buena historia 2.0.

Siempre me ha gustado escuchar historias. Me encantaba hace años acostarme con un programa que había en la radio que leían historias los domingos en Radio Nacional. En ese tiempo, me hacia recordar cuando yo volvía corriendo de la escuela para comer con mi abuela escuchando las novelas radiofónicas de la época.

Ahora de mayor termino de comprender porque a los niños les encanta que le lean una historia antes de dormir. Yo teniendo la edad que tengo, me encanta escuchar la lectura de los libros cuando los interpretan. Porque algunos que empecé, como cuando uno no se engancha a la lectura porque no te atrapan, algunos que escuchas son tan planos que los terminas dejando de escuchar. Todo tiene su técnica.

Pero los que leen con entonación, con varias voces distintas según los personajes, que te meten en la historia, me encantan. Ya he perdido la cuenta de los que he escuchado desde que he comenzado con este nuevo vicio.

Por suerte, los últimos auriculares que he comprado inalámbricos, me han servido para seguir con mi afición para escucharlo en todos lados, y solo tengo que tocarlos una vez para que se paren si necesito hablar con alguien, y otro toque para seguir. Hasta ya los escucho en el coche en vez de música o la radio.

Eso no se llama vicio? yo creo que sí. Vale, un vicio sano pero vicio al fin. Lo bueno es que ya no veo tanta tele.

Como no me concentro para leer, porque si lo intento, la cabeza que actualmente tengo tan dispersa no retiene lo que lee, lo deja. Con los audiolibros los devoro. Porque os juro que lo hago.

Si la historia me atrapa, que son la mayoría,  no paro hasta que lo termino. Es más, alguna serie la he escuchado dos veces, de lo que me han gustado. Eso nunca me ha pasado leyendo un libro,  salvo habiendo pasado muchos años, entre la primera y la segunda vez.

El otro punto es que puedo estar haciendo otra cosa mientras escucho el libro, como escribir ahora este post y terminando uno de esos libros.

Os lo recomiendo, no se arrepentirán. Me podrán decir que les sigue gustando el papel, el tacto, su olor… vale a mí también. No existe un lugar que me encante más perderme que en una librería. Es más, alguna vez soñé con abrir una.

Pero viendo al Ulises de J. Joyce en la mesa de mi salón, dormido y juntando polvo, esperando hace meses que lo pille y lo lea, cosa que me propuse este año que es el aniversario 100 del libro y que no he podido. Me rindo. Imposible pillar un libro en papel o digital para leer, en la condición post pandémica de mi cabeza, con tanto ruido que no se puede concentrar.

Así que seguiré devorando libros en este caso en formato audio. Que para eso existe la tecnología también. Y Ulises de J. Joyce seguirá criando malvas en la mesa de mi salón hasta que esté en audiolibro. No me hace sentir culpable verlo todos los días ahí, hasta que termine en la biblioteca, cosa que hará cuando le haga hueco. Si lo estuviera ya lo hubiera escuchado, seguro.