No des más por el pito, de lo que pito vale

Esta frase es la que me decía mi madre desde siempre, cuando me escuchaba de algún desengaño por amistad. Porque si, he tenido varios desengaños de gente que quería o pensaba que lo hacían hacia mi, amigas/os en mi vida. Posiblemente a ti lector, también. Es lo más común desde siempre.

Llegados a este punto en mi vida, con décadas vividas, aun sigo escuchando a mi madre que era una señora muy señorona, diciéndome luego de un suspiro esta frase. Menos mal que no decía “te lo dije”, porque no lo hubiera soportado. Fue preferible dejar una frase memorable que recordar, cuando la vida me vuelve a demostrar que pasa otra vez.

Posiblemente me lo decía para que yo no fuera tan confiada pero lamentablemente lo sigo siendo. Y si lo pienso bien, es una frase que se adapta a muchas situaciones sociales en la vida. Así que la escuche muchas veces y la recuerdo más.

Porque me la digo a mi misma muchas veces, en honor al recuerdo de mi madre, y para recordarme a mi misma que doy más de lo que recibo. Si fuera budista seria maravilloso dar más de lo que uno recibe sin esperar nada. Pero yo no lo soy, soy occidental, y si bien doy sin esperar nada en principio, simplemente porque quiero, me gustaría a veces no ser tan gil y quedarme con la boca abierta, al esperar y sentir vacío.

Porque no es la primera vez. Han sido muchas, donde siempre sonrío y digo no pasa nada. Pero si que pasa, porque uno tiene su corazoncito.

El principal problema de todo esto es que uno “suspira”, y dice una más, para luego aislarse más de todo para que no vuelvan a vapulear sus emociones. Aunque sabemos que volverá a pasar, y pronto seguro.

Pero bueno, seguiremos recordando la frase mítica “no des por el pito más de lo que el pito vale”. Y volveremos a empezar, aunque sea tenemos la posibilidad de volver a quejarnos de lo mismo en un futuro próximo, porque aun estamos por estas tierras. Ces´t la vie.