Hoy estaba con alguien que recordó algo que en ella era recurrente, con dolor y que llevaba con él más de 30 años. Lo que me hizo comentar, que a mi me pasaba también con algunos recuerdos que no me gustaban, pero que siempre volvían y no sabia porque.
Lo achaque a que ese recuerdo, había ocasionado un “trauma” en nuestro espíritu y por eso no se iba. Recuerdo que no nos aportaba nada, solo darnos cuentas que no nos había gustado que hubiera sucedido lo que fuera.
En mi caso es un recuerdo en concreto, recurrente de una situación que no me aportó nada, y que en definitiva no me gusto y que me arrepentía de haberla pasado. Y entonces ¿Por qué lo recordaba? y no lo hacia con otras situaciones positivas. Evidentemente porque también me dejo algún tipo de “trauma” sobre la situación.
Lo bueno de todo esto, si lo hubiera porque no estoy muy segura, es que en mi caso esos recuerdos recurrentes de situaciones negativas, no eran muchos. Pero si había algunos que a veces me atormentaban o me daban fuerza para decirme a mi misma “no lo volveré a permitir, a la mierda con la persona que lo ocasionó”. Porque siempre había una persona del otro lado del recuerdo.
En mi caso, siempre hay una persona detrás de esos recuerdos. Personas que por lo que sea me habían hecho daño. No físico, pero si a mi espíritu.
Personas que yo había hecho desaparecer de mi vida de un plumazo, pero el recuerdo de ciertas situaciones pasadas con ellos, se iban y volvían a su antojo. Con lo que me hacían pensar que esas personas nunca se habían ido de verdad, aunque no supiera nada de lo que era de ellas en el momento que el recuerdo volvía.
Que difícil se me hace a veces borrarlos. Se intenta, pero nuestra cabeza los vuelve a su gusto cuando menos esperas. Hay que intentar borrarlos definitivamente con nuevos recuerdos. Cuando aparecen hay que intentar borrarlo sin darles la más mínima importancia. En cuanto caemos en darle importancia, y nos regodeamos en el recuerdo, le damos más importancia de lo que tiene ahora en nuestra vida. Los tenemos que borrar automáticamente.
Lo mejor es mandarlos a paseo en cuanto aparecen. Yo lo intento, y se necesita mucha fuerza de voluntad, os lo aseguro. No podrán conmigo, os lo aseguro. Que cada uno se haga cargo de sus propios recuerdos.