Síndrome del papel en blanco

Algo que tienen muchas personas que se dedican a una actividad creativa, es pasar del “síndrome del papel en blanco“. Superar ese momento, de no saber que hacer es todo un tema, que otros muchos dicen que se soluciona con trabajo y más trabajo.

Leía el otro día una entrevista de un diseñador, que al día de hoy tenia ya más de 300 cuadernos de trabajos diarios, solo así para soltar la mano. Porque la creatividad no viene sola, viene con mucho trabajo diario, nos guste o no.

Es así. Porqué esta reflexión? porque hoy tengo el “síndrome” yo misma. Estoy en blanco. Aunque me doy cuenta que estar en blanco, no solo es no tener ideas, sino en tener muchas pero no saber como plasmarla o tener cosilla por hacerlo. Siempre tengo cosas que decir, que escribir o que hacer, pero últimamente no es así.

Cuadernos tengo muchos donde solamente “divagar” dibujando o haciendo cualquier cosa, pero tampoco lo hago. Posiblemente porque como hace mucho digo por aquí, me falta constancia, dedicación o trabajo, mucho pero que mucho trabajo.

Lo que pasa es que mi vida esta igual. En blanco, porque solo tengo trabajo que cumplir.

Lo que tengo es “síndrome de la redundancia”, es como estar en un bucle que “mis quejas” sobre este tema se repite una y otra vez. A veces, o mejor dicho, casi todos los días, pienso .. “hoy será distinto”, “hoy lo podré hacer”. Pero nada, otro día muerto, y van… Ya ni lo recuerdo.

Porque el síndrome del papel en blanco, tiene eso, que te deja bloqueado y como no tienes “constancia” o trabajo diario, te quedas ahí. No cruzas la línea que te ocasiona el síndrome.

Creo que mucho tiene que ver el hecho de no creer en uno mismo, que puede. Yo he logrado muchas cosas en mi vida, he ido contra corriente en muchos aspectos, y aquí estoy. Lo tengo claro. Pero con los años, esto convencida que he perdido la capacidad de creer en mí misma. Eso consiste este síndrome para mi. En recuperar la fe perdida. 

Pensar que hace muchos años “salté a la piscina sin agua” muchas veces y lo logre. Ahora no tengo ganas o es miedo de hacerlo? Eso que dicen los sajones, “salir de la zona de confort”, eso es lo que necesito. O un buen viaje, eso también daría sazón a la vida.

A ti que te parece??? te pasa lo mismo??? cuéntame en un comentario…

imagen @by Friedrich Seiderstϋcker

 

Etiquetado: / /

Esos amigos que son la familia de corazón

Hay muchos tipos de amigos en la vida de todos. Amigos en general, los cercanos, los del trabajo (aunque yo creo que del trabajo nunca son amigos pero lo dejo ahí), los de las aficiones, etc, etc.

Después están esos que se catalogan como “los de toda la vida” o “verdaderos amigos”, que se cuentan con los dedos de la mano. Algunos en su vida ni siquiera tienen nunca uno.

Yo los llamo “mi familia de corazón”. Porque para mí, algunos de ellos son en mi vida más importante que mi familia de sangre. Como decía alguien “a los amigos se los elije, a la familia se la hereda”.

Son esos amigos que marcan hitos en tu vida. En mi caso he tenido algunas, contadas con los dedos de mi mano, como marca la tradición, o como decía una vecina mía, “los amigos son los que se comen un saco de sal contigo“.

Ceci que dijo “ay”, se agarró la cabeza y nos dejó por una aneurisma que se rompió, hace ya 22 años.  Con esa aneurisma se fue mi gran amiga de la juventud. Las de las juergas de facultad, los viajes de juventud, las largas charlas, los trabajos conjuntos y otras tantas cosas que pasamos juntas. Aun hoy la recuerdo como si aun estuviera conmigo.

Ayer se fue mi amiga de la madurez, Elena. Esta vez se la llevó el p… cáncer. Una persona maravillosa, que hasta cuando lo necesite me tuvo en su casa 4 meses mientras yo tenía la mía. Una amistad calmada, donde los fines de semana eran de largas charlas en el parque del río con nuestros perretes, empezando a la mañana con el desayuno y esos eternos vinitos en las terrazas que completaban el tiempo.

Podría decir muchas cosas maravillosas de ella, pero sobre todo diré que me ha enseñado lo que es la lucha, la fuerza, el valor y la entereza que he recibido de ella luchando con la enfermedad. Un ejemplo para mí y los que la acompañamos en estos tiempos, en los que nos quede de vida.

Una cosa que compartíamos eran los perretes que teníamos. Ella aún vivía con un hermano de Pampa, mi teckel. Y como decía cuando mi Pampita se fue, “Cuando un amigo se va queda un espacio vacío que no lo puede llenar la llegada de otro amigo. ”

Pues sí, la extrañaré y mucho. Porque ya no será lo mismo muchas cosas en mi vida. Porque ella ya no estará.

Elenita, sé que ya estas con Tyson, Verdi, Pampa y todos lo que te esperaron seguro detrás del arco iris. Porque estés donde estés, no estarás sola. Ellos están contigo, acompañándote en ese prado de amapolas que tanto te gustaba. Estoy segura. 

Descansa amiga, descansa. Que tu vacío no lo llenará nunca la llegada de otro amigo.

Etiquetado:

No des más por el pito, de lo que pito vale

Esta frase es la que me decía mi madre desde siempre, cuando me escuchaba de algún desengaño por amistad. Porque si, he tenido varios desengaños de gente que quería o pensaba que lo hacían hacia mi, amigas/os en mi vida. Posiblemente a ti lector, también. Es lo más común desde siempre.

Llegados a este punto en mi vida, con décadas vividas, aun sigo escuchando a mi madre que era una señora muy señorona, diciéndome luego de un suspiro esta frase. Menos mal que no decía “te lo dije”, porque no lo hubiera soportado. Fue preferible dejar una frase memorable que recordar, cuando la vida me vuelve a demostrar que pasa otra vez.

Posiblemente me lo decía para que yo no fuera tan confiada pero lamentablemente lo sigo siendo. Y si lo pienso bien, es una frase que se adapta a muchas situaciones sociales en la vida. Así que la escuche muchas veces y la recuerdo más.

Porque me la digo a mi misma muchas veces, en honor al recuerdo de mi madre, y para recordarme a mi misma que doy más de lo que recibo. Si fuera budista seria maravilloso dar más de lo que uno recibe sin esperar nada. Pero yo no lo soy, soy occidental, y si bien doy sin esperar nada en principio, simplemente porque quiero, me gustaría a veces no ser tan gil y quedarme con la boca abierta, al esperar y sentir vacío.

Porque no es la primera vez. Han sido muchas, donde siempre sonrío y digo no pasa nada. Pero si que pasa, porque uno tiene su corazoncito.

El principal problema de todo esto es que uno “suspira”, y dice una más, para luego aislarse más de todo para que no vuelvan a vapulear sus emociones. Aunque sabemos que volverá a pasar, y pronto seguro.

Pero bueno, seguiremos recordando la frase mítica “no des por el pito más de lo que el pito vale”. Y volveremos a empezar, aunque sea tenemos la posibilidad de volver a quejarnos de lo mismo en un futuro próximo, porque aun estamos por estas tierras. Ces´t la vie.

¿Porqué puedo o no puedo? esa es la cuestión

Siempre me ha gustado pintar. Lo he hecho siempre. Ya sea en óleo, o acrílico o ahora como urban sketcher con tinta y acuarela.

Cosa que siempre me sorprende porque la acuarela nunca se me ha dado bien. Por eso será que muchos de los que hago no los pinto, solo tinta con la excusa de que no tengo tiempo en el momento de hacerlos in situ. Pero la verdad, me gusta usar solo tinta, tengo que desarrollarlo más. Muy de arquitecto, tengo que reconocer.

Independientemente de la técnica usada, lo que me gusta es la sensación que me da dibujar o pintar.

Se que no soy la mejor, pero me da igual. No lo hago para que guste a todos, sino porque a mí me gusta. Aunque a mucha gente se que les gusta, porque me lo hacen saber. Hasta alguna vez me han encargado un cuadro.

Para mí es como una manera de expresarme o usar el tiempo. Según como se me dé. Lo importante es que no lo hago tanto como quisiera, porque yo misma me pongo el “no puedo”. Aunque siempre he soñado con tener un espacio propio para hacerlo en entera libertad. Me doy cuenta que no  importa el lugar que tengas, siempre se puede hacer aunque no sea el espacio perfecto. Y me pregunto porque no lo hago más y pongo excusas.

Porque siempre tengo excusas. Primero el espacio, aunque tengo uno específico para hacerlo. Para hacerlo en la calle, porque hace frio. Para hacerlo en sí, porque no tengo tema, porque no tengo ganas, porque no tengo …

Excusas. 

La verdadera pregunta es, si tanto me gusta dibujar o pintar, porque de eso si estoy segura, ¿Por qué no lo hago más?

(silencio, pensando…. )

No tengo una respuesta clara. Porque todo en mi vida post-pandemia esta igual, como ya he contado muchas veces. Veo la vida que pasa, los años se suceden, y yo estoy en el mismo lugar.  Es complicado, como dicen en las películas.

Muchas cosas podría hacer, teniendo tiempo y recursos también. Y la pregunta que siempre me recorre… porque no las hago?

Pues la respuesta es simple. Porque todo en mi vida es así. En stand bye. Las causas? sinceramente no tengo ni idea. Quizás porque ya no me pregunto porque hago las cosas. Cosa que es importante a veces preguntarse en el transcurso de la vida.

La vida evoluciona y uno se deja estar. No sé si es bueno o malo, pero es lo que está pasando ahora. Quizás es porque me pilla cansada, y quiera una más tranquila. Pero eso no es motivo para no hacer lo que me gusta como es el pintar. O mejor dicho debería decir, el color. El uso del color en todas sus formas.

Ayer comía con una amiga que le encantan las artesanías textiles, y me decía que tenía como 20 proyectos abiertos. Y que según lo que hacía, uno u otro la acompañaba para seguirlo. Tengo que reconocer que me dio algo de envidia, porque yo solo tengo proyectos mentales pero no concreto ninguno. 

Muchas veces pienso en eso, y sé que solo es empezar. Es como escribir un post aquí, muchas veces no sé de que escribir, y un tema de repente lleva a escribir un post largo como este, y que  me hace pensar.

Pero como no tengo respuestas concretas, a nada, sino divagues existenciales en los porqués, lo dejo aquí.

Siempre pienso que en el vida las respuestas no siempre tienen una contestación clara. Y si es miedo? a que? eso para otro post.

Otra revolución solar

Hoy es mi cumpleaños. Otro giro al sol desde que nací. Y van…. ejem ejem. Las damas no dicen su edad, aunque sea pública.

Pues nada, llegados hasta aquí me paro y miro para atrás. Muchos años, muchas vidas, muchos caminos, muchas buenas decisiones y otras no tantas. Pero aquí estamos.

Y doy las gracias. A Dios o el Universo, me da igual a quien. Lo importante son las gracias.

Gracias por los caminos que tome y me llevaron a donde estoy.

Gracias por las veces que me caí, porque aprendí a levantarme.

Gracias por el amor que he tenido, por el amor que he compartido, aunque mucho lo he perdido por mi o por los otros, es igual, lo he tenido.

Gracias por los que están conmigo ahora, o los que estuvieron en el pasado y me enseñaron con sus acciones sean las que sean, a que me diera cuenta quien soy.

Gracias a la amistad, nuevas o de antaño. Por acompañarme en mi camino hasta aquí. A veces no nos hemos entendido, nos hemos hecho daño mutuo, pero la amistad siempre ha prevalecido. Aunque algunos no lo hayan entendido, y han causado dolor en el alma. Pero hasta esas veces, el alma se ha curado. Gracias por eso.

Gracias a los que ya no están aquí porque han partido y sé que me esperan para cuando lo haga yo, para seguir compartiendo cosas aunque sea en otro plano. Ahora su recuerdo me acompaña todos los días de mi vida. Porque lo vivido fue tan importante para mí en mi existencia, que ese recuerdo ha permanecido en mi corazón y lo hará siempre robándome siempre una sonrisa. 

Gracias por estar aquí hoy, dando gracias, con salud y con gente cercana que aun no creen la edad que tengo, pero la tengo… hasta gracias por eso.

Gracias a los que están por aquí, os seguiré dando guerra día a día, hasta que el tiempo quiera.

Simplemente Gracias.

Etiquetado:

Autismo social y que te vaya bonito

Este post es muy personal, aviso. Porque llevo toda la semana con otro abierto y no terminado. Un post donde se suponía que tenía que pensar en las cosas que debía dar las gracias. Típico de estas fechas no?

Pues solo escribí una. Y me paralicé. Este hecho me ha llevado a esta reflexión. Porque nunca he sido una persona que le cueste dar las gracia. Al contrario, siempre las he dado y me encanta hacerlo. Porque soy agradecida a lo que soy, lo que tengo, a lo que hecho, etc. etc. A la vida en sí.

Siempre he sido la “cariñosa” de la familia. La que dice o mejor decía, para ser más exacta “te quiero” sin complejos o fobia a todos los peques de la familia. Siempre he demostrado los sentimientos abiertamente. A los adultos de la familia, han recibido lo que han dado. Corramos un tupido velo, para bien y para mal.

Pero veo que ya no. Ni siquiera puedo hacer una lista de 10 gracias. Como no voy a pensar en ello. Imposible no hacerlo.

(silencio)

Esta Navidad me he aplicado el concepto de “autismo social”, porque no tenía ganas de estar con nadie. Es más la he pasado con la tercera temporada de “Emily en París”. Por lo light de la serie, la estética y sobre todo lo bien que muestran París. Que dan ganas de volver, como tantas veces uno ha ido. Porque si algo tiene esa serie, que en mi caso hace que me guste,  es lo bien que muestran esa ciudad. 

Pero sobre todo ese “autismo social” es en respuesta a lo que ha pasado este año con personas cercanas o muy cercanas a mí. Que me lo guardo para mí, pero sobre todo me he dado cuenta que la gente va por la vida juzgando a los demás sin ver sus propias vidas. Cosa que si tengo que reconocerlo de corazón, yo no hago porque cada uno va por la vida con su propia mochila como para juzgar a los demás, que cada uno se haga cargo de lo suyo. Y si lo hago, lo hago en mi propia intimidad. No se lo digo a la persona juzgada, me lo guardo para mí. Hipocresía por mi parte? según como se vea. Para mí es intentar no hacer daño a la gente que quiero. Aunque parece ser que cuando eso es hacia mí, no son tan delicados, sino que han ido de frente. (también se agradece, porque abre los ojos) Sin tomar nota de las posibles consecuencia que la crítica frontal de juzgar a una persona, puede hacer.

Pues después de tantos años, este año he tirado la toalla con este tema de los demás hacia mí. Ya he llegado a mi límite con esto, y sobre todo, con las personas que me han juzgado. Que por más que una sea positiva, me ha dolido y mucho. 

Eso que dicen en las películas “me quieren tal como soy”. En mi vida, si veo para atrás, no ha sido tan así. Mi vida ha sido o blanco o negro para muchos cercanos. O me querían o me odiaban. Nunca he tenido o he sentido matice. Siempre y digo siempre, porque lo tengo claro y lo recuerdo, porque lamentablemente tengo aun mi edad, muy buena memoria, me he sentido criticada, juzgada a distintos niveles. Ya me harte. Este año he dicho basta.

Y he pasado una navidad fantástica, sin compromisos, sin tener que contentar a todo el mundo, siendo yo misma desde que me levanté hasta que me acosté.

Mi madre tenía una norma, si ella te invitaba a su casa a comer o tomar algo, esperaba que esa invitación estuviera retribuida un año máximo. No importaba como, no esperaba que fuera del mismo tipo, pero les daba un año para que la devolvieran, sino nunca más les invitaba. 

Puede parecer para algunos quizás cruel, pero no. Era una norma sabia. Yo tardé bastante en entenderla. Ahora la he puesto en práctica. Pero no solo con las invitaciones, sino con las acciones. Si me juzgan, les doy un año para que pidan disculpas o rectifiquen, sino adiós. O como decía Chavela “que te vaya bonito”.

Este año ha habido de todo, acciones de juzgar varias que han jodido mucho, y de invitar a días señalados otra, que también. Por eso mi “autismo social”. 

Me gusta? quizás no. Pero como siempre digo “es lo que hay”. Y que cada uno se haga cargo de su actitud hacia mí, que yo solita me hago cargo de la mía hacia ellos. Y todos contentos, faltaría más. no?

Si, nunca seré una princesa, gracias vida!!!

Este blog, como digo siempre, da para mucho con tantos años. Una vida casi de mayoría de edad. Releyendo post encontré este que me ha hecho reflexionar como ha cambiado o no mi vida desde su fecha de publicación, hace 7 años.

Como las novelas que están de moda ahora, que son series donde los personajes se repiten y cada libro de la saga muestra la vida de cada uno de esos personajes que aparecen en el primer libro, así a veces veo mis post. Aunque en mi caso, hay un único personaje y soy yo.

Porque evidentemente lo que pasaba hace 7 años ha evolucionado o no tanto como creía, por eso lo de mi reflexión.

El trabajo convulso que ocasionó el primer post, se calmó. Tengo que decir, que aunque hay que pelear día a día por el trabajo o conseguirlo para ser más precisos, el mayor orgullo que tengo de no ser una “princesa” es que con 32 años que llevo viviendo en un país lejano y sin red de seguridad, ha sido mi medio de vida.

Todo lo que he logrado ha sido por ese trabajo, que en mi época consideraban masculino y que nunca lo haría una princesa, la construcción. He tenido que tragar con bichos varios, con comentarios que ahora podrían ser censurables pero antes había que poner una sonrisa, aunque por dentro quisieras matar al gracioso.

Lo bueno es que en las nuevas generaciones, las mujeres, aunque cobren menos dentro del sector lamentablemente, son igualitarias en trabajo y se las respeta por eso. En mi caso, para solucionar este problema me busque la vida y soy el CEO de mi propio trabajo. Yo soy la jefa, por así decirlo. Y como todo en mi vida, busque una solución por mí misma, sin tener que depender de un hombre y ser una princesa.  Así la “brecha salarial”  la hacía desaparecer, y lo que consiguiera solo sería por mi propio esfuerzo sin importar el género. 

No me arrepiento, es más, creo que tengo la vida que siempre he buscado. Pausada, donde me encanta lo que hago, y la gente que colabora conmigo hace ya tanto tiempo, que encajamos en el engranaje laboral perfectamente. Y para más inri, me pagan por ello. Qué más puedo pedir? No soporto jefes, ni compañeros laborales pesados o lo que sea. Es lo perfecto.

Hace mucho en algún libro, creo que fue “El Elemento”, aconsejaba que debíamos encontrar ese elemento que hiciera que la vida sea buena para nosotros. O algo por el estilo. Yo no creo haberlo encontrado específicamente, porque posiblemente si bien es mi medio de vida la arquitectura, yo empecé en esto porque era lo que había, aunque luego me gustara. Pero debo reconocer que en casi 40 años que llevo en la profesión, me he montado mi sustento independiente, sin tener que depender de otros. Eso me hace feliz.

No hay nada más gratificante que eso. Porque si algo me ha repetido mi madre siempre, aunque ella quería que fuera maestra como ella, que el dinero mejor para una mujer era el que le daba su trabajo y su independencia. Lo demás era accesorio.

Esa independencia te hacia libre, aunque tuvieras una familia, que no tiene nada que ver una cosa con otra.  La no dependencia material de nadie te hace libre. Y si bien, hay subes y baja, porque siempre es más fácil tener red de seguridad al rededor, el darte cuenta que no eres una “princesa” sino una “guerrera de la vida”, es una maravilla.

Yo jugaba con la ropa de mi madre cuando era pequeña, pero no por parecer una princesa, sino para simular ser una cantante de ópera. Porque si, algo de diva si tengo. Pero nunca princesa. Gracias a Dios, aunque me guste el rosa. Todo tengo que decirlo.

 

Etiquetado:

La ansiedad, esa presencia no invitada a la fiesta de la vida

Muchas cosas han quedado en esta época de “post-pandemia”.  Una que parece que es bastante general es “la ansiedad” aunque nunca fue invitada a la fiesta. Porque nuestra vida en este momento es una verdadera “fiesta” de emociones y divergencias, líos y conflictos, etc, etc.

Y claro, en una “fiesta” siempre aparece alguien que no fue invitado, sino no seria una verdadera “fiesta”. En este caso es “la ansiedad”.

A veces es una presencia desapercibida, pero si las cosas de la “fiesta” se complican, aparece y te aprisiona el espacio entre tu esternón y el pecho. En mi caso es así, me imagino que cada uno la sentirá a su  manera.

Pues mi “fiesta” actual esta convulsa, no por nada en especial, sino por todo. Así que la no invitada aparece casi a diario. Lo bueno de todo esto, es que ya aprendí a reconocerla y pongo los medios para que no avance más. 

(suspiro)

Aunque me cuesta, vaya sino. El principal problema que se me presenta es que todo al rededor me abruma, me supera, hasta las pequeñas cosas. Me inmoviliza su presencia.  Así que he encontrado la manera de que no destaque. No solo aprender a respirar para que desaparezca, como decía una médica el año pasado, que hiciera yoga como solución al destrozo que hacia en mi vida la bendita ansiedad. Hago las cosas paso a paso, o lo intento.

Lo bueno de “la no invitada a la fiesta de la vida, de la que estamos hablando, no me ha dado tan fuerte como para provocarme lo que a otros, un ataque. Hoy casualmente en El País, habla que el 30% de la población sufre ataques de ella. Pongo el link aqui para que lo lean, es interesante saber como es y lo que pasa.

Ahora tengo que cumplir con un plazo de trabajo importante, así que como se que me acecha, pillo papel y lápiz, hago listas interminables de lo que tengo que solucionar o tratar, y paso a paso, punto a punto, aunque entre ellos pare y respire voy cumpliéndolos u organizándolos.

Aunque la siento en mi nuca minuto a minuto. Acechando a atacar. Menuda mierda.

Lo que me consuela es que cuando termine con este trabajo, y cumpla, que el problema que me agobia es ese, cumplir, tendré el fin de año libre y le daré vacaciones a la jodida “ansiedad” de mi vida por unas semanas.

Hasta que la “fiesta” vuelva a torcerse y ella, la no invitada, vuelva a hacer acto de presencia. Porque si algo le gusta, es pavonearse como la más bella de la “fiesta” aunque no haya sido invitada.

 

Etiquetado:

Las barreras que nos imponemos

La semana pasada me paso algo que me ha dejado pensando. Tenia que hacer algo y no había manera. Era algo importante, pero no había manera que lo superara. Tenia la sensación que una barrera invisible me impedía desarrollar lo que debía hacer.

Al final, como posiblemente en muchas épocas de mi vida, llegado al límite del tiempo para cumplir, me active y lo que no había prosperado en 10 días, en tres lo liquidé y cumplí. Posiblemente fuera de plazo, pero lo logre.

Todas las sensaciones que he tenido en estos días, me han hecho ver que nos imponemos barreras invisibles, que tenemos que romper para avanzar. Algunas son consientes otras no.

Quizás he visto que llevamos a nuestras espaladas muchas limitaciones grabadas a fuego por el tiempo en nuestra mente. Algunas nos la hemos impuesto nosotros, pero otras muchas las personas cercanas o las circunstancias.

Frases como “tu no puedes”, “tu lo haces mal”, “tu no tienes talento para nada”, “tu esto y tu lo otro”. etc, etc. No os suena? Ser inmune a ellas es bastante complicado.

No es un tema de autoestima os lo aseguro. Vivimos en una sociedad que el juzgar negativo está a la orden del día. Superarlo solo depende de nosotros evidentemente, pero hay que tener muy claro quienes somos, de donde venimos y hacia donde vamos.

Esta sociedad juzga sin conocer. Juzga a lo distinto, a lo que destaca, a lo que se muestra tal cual es y no es como ellos. Juzga por juzgar, sin empatía hacia el otro. Y las redes sociales son un claro ejemplo de ello.

Con los años, uno intenta que todo le resbale, se pone la “coraza”. Pero en tiempos convulsos como los que estamos viviendo, estamos más expuestos a todo.

En mi caso, y viendo al pasado, se donde estoy, lo que he logrado con esfuerzo y trabajo, pero evidentemente luego de lo que me ha pasado estos días, me doy cuenta que aunque sea consiente de ello, las barreras me las impongo yo misma.

Escuchaba un audio libro ayer que hablaban del lema de un clan escoces, “valor y voluntad”. Los personajes del libro lo llevaban tatuados en sus brazos para no olvidarlo. Pero independientemente de la historia, me ha parecido fantástico.

Valor para superar todo, y voluntad para lograrlo. Un buen mensaje.

Se que las cosas cuestan, y no me refiero a lo material que a veces también, sino al esfuerzo para superar los retos. Por mis circunstancias de vida, a mi nadie me ha regalado nada. Esas barreras invisibles que se aparecen más veces de lo que seria conveniente, nos detienen en el camino. Pero al final, las cruzamos. Porque si el miedo nos paraliza no lograremos nada. Nunca lo haremos.

Así que usemos ese Valor y esa Voluntad para lograr  lo que nos proponemos, sino la vida que es muy corta, nos pillará temerosos con las cosas que otros nos han querido meter en nuestras cabeza. Nadie tiene derecho a hacerlo. Todo depende de nosotros mismos.

A la mierda con los demás. Si les gusta bien, y sino a otra cosa. No le debemos rendir cuentas a nadie. O se nos quiere como somos o que les den. Yo no juzgaré y no quiero que lo hagan conmigo. Ya estoy harta con esta cantinela.

Valor y voluntad!!!!

Etiquetado:

Dar respuesta a lo que nos ronda

Esto es un blog personal, y a veces lo olvido o no?.

Qué significa ser un “blog personal”? Que uno escribe sobre la vida, sobre lo que le pasa a uno mismo y al entorno. Un blog que hace compartir nuestra existencia con los demás. Un trabajo que llevo haciendo hace casi 17 años. Pero que a veces olvido.

Olvido porque dejo de compartir las cosas. Y días como hoy me pregunto porque. En realidad llevo unos días pensando en ello. Y creo que tengo la respuesta: el efecto de la post pandemia.

Luego de estos años, casi 3, donde hemos estado desde encerrados, embozados por la calle ocultando detrás de las mascarillas nuestras emociones, nos hemos acostumbrados, en mi caso lo puedo asegurar, a escondernos.

A escondernos detrás de la rutina. Detrás de las paredes que conforman tu casa, tu refugio. Pero no solo nos escondemos de las palabras del blog, sino de la vida. Y nos vamos alejando de todo, sin darnos mucho cuenta. Hasta que de repente vemos que estamos solos.

(Suspiro)

Me pregunto, solos porque queremos o porque ese escondite nos da seguridad, nos da cobijo día a día. La vida a veces o en esta post pandemia es complicada y el repliegue a la escondite elegida parece la mejor opción.

Aunque un día nos levantamos y vemos que nos hemos replegado demasiado. Que cosas como una buena charla como la que tuve hace unas semanas, abre la caja de pandora de los recuerdos que han estado escondidos mucho tiempo. Y de repente vuelves a replegarte porque duele. Y otro día hablas con alguien querido y cercano, y sientes su desesperación cuando te cuenta que su enfermedad ya no tiene vuelta atrás y que si sigue así, tirará la toalla, y te vuelves a replegar porque es una charla que nunca has tenido con nadie y también duele y desconcierta a más no poder.

Te das cuenta porque no compartes más tu vida. La gente necesita cosas positivas, que le alegren, y posiblemente tus temas de conversación en esta época de escondite no sea la mejor. Pero es lo que hoy toca. Y te preguntas porque?

Posiblemente porque la vida es así. Una de cal y otra de arena. Aunque en esta época sea muchas de cal y solo una de vez en cuanto de arena. Y así justifico porque lo que empezó como un blog personal, un tipo de blog que ya no se lleva, pero que uno sigue con cariño, no prospera como antes. Aunque quiero que sea así. Mientras pueda, lo seguiré.

Aunque seguiré replegada en mi escondite, porque me da seguridad. Aunque mis ganas de comunicarme con los demás cada vez es menor.

Se que la situación del mundo al rededor no es la mejor, para dar carpetazo a esa escondite física y espiritual, pero en algún momento la luz volverá a iluminar.

Sino como dice Mirtha, “Lo que no es puede llegar a ser, Si te ven mal, te maltratan y si no, te contratan.

Intentaremos que nos contraten y no nos maltraten, por nuestras acciones.

Etiquetado: