Si te preguntan como estas, tu que contestas?

Si te preguntan como estas? Tú que contestas? Cada vez que lo hacen conmigo reflexiono sobre ello, o casi.

Primero porque no os dais, posiblemente, cuenta que cada día se pregunta menos eso “como estas”. En el sentido de que tal te va la vida, que tal te sientes, etc. La vida moderna y sobre todo, la locura de este momento, nos ha llevado a que solo se diga “hola”. Ya sabemos que todos estamos más o menos,  por un tema o por otro. Cada uno es un mundo.

Cuando alguien me pregunta eso, me quedo pensando. La respuesta al comentario es “bien”. Pero no por cumplir, sino porque es verdad.

Hace un tiempo veía en links antiguos del programa REDES,  una reflexión  “entre la juventud y la senectud“, donde hablan de la mediana edad. Sinceramente ha sido clarificante, porque me he sentido muy identificada. Posiblemente porque esta semana ha sido mi cumple y una ya tiene unas edades que para que contar. Os recomiendo verlo desde el link, vale la pena. 

Pero una de las cosas que dije “que verdad” es que cuando uno llega a estas edades, tiene las cosas claras, y no pelea con la vida en general. La sabiduría está en su punto álgido del desarrollo del ser humano. Uno se siente bien la mayoría de los días, porque se acepta como es, con sus defectos y virtudes. Ves la vida de otra manera.

Posiblemente depende de cada uno, nunca es bueno generalizar, lo sé. Pero también depende de algo día a día. De proponérselo y trabajarlo con uno mismo. Evidentemente hay gente que no acepta envejecer, y que los años pasen. Pero también es verdad que una persona de 60 y tantos, no es vieja como hace 100 años. La vida se percibe de manera distinta, y como muchos psicólogos dicen, los 60 ahora son los 50 de antes.

Esta edad, coincide con el la plenitud del aprendizaje del hombre. Ya no tenemos tanto estrés emocional, aceptamos las cosas como bastante mejor, y como yo digo, ya no nos comemos tanto el coco con las cosas. Se suele tener cierta “crisis” y empiezan las ganas de hacer lo que verdaderamente nos gustaría. Muchos quieren dejar el trabajo y hacer otra actividad. Uno sabe, que es ahora o nunca. 

Un ejemplo claro de la edad que tenemos, es la cantidad de gente que está mas preocupada por cuando te jubilas que de preguntarte como estas.

Tengo otras cosas, pero entre la plenitud que la edad te da y aceptar lo bueno y lo malo que tenemos, vivo relajada, y bien. ¿Feliz? pues no se, eso para otro post. Porque no lo voy a negar. Me río mucho más, ya no me enfado tanto aunque si me pasa con los que trabajan para mí, pero enseguida se me pasa. Pero sobre todo, voy a mi paso, tengo mucha libertad y se agradece hacer lo que a uno le plazca, como que cada día me importa nada el  “qué dirán . Creo que todo esto viene de aceptarse como somos, con luces y sombras, que las tenemos todos. Y yo ya me acepté hace mucho. Ahora lo disfruto.

Alguien me dijo hace un tiempo, con la edad que tenés, hazte la loca, y la gente no se meterá contigo. Te verán como una señora excéntrica, y listo. En su momento lo entendí, pero ahora lo veo claro. Quién quiere volver a tener 20? yo no. Prefiero seguir siendo la “señora de mediana edad, excéntrica que hace lo que se le viene en gana”. Sino gusta, pues ya saben, olvídenme. A esta altura me da igual. 

Etiquetado: / / / / / / /

Es lo que hay o hay lo que es

La frase que esta incorporada a nuestra vida actual, “es lo que hay”, nos ha llevado a ser una sociedad conformista y que aceptamos las cosas, bajando la cabeza resignados. Somos una sociedad que ha aceptado la crisis y las ambiciones han quedado en el vacío. En el fondo, no arreglamos nada de lo que esta pasando.

Las cosas pasan, por mala praxis, y nadie tiene la culpa, nadie renuncia, nadie se hace cargo. Entonces, que nos podemos exigir a nosotros mismos en cambiar las cosas? Nada, pero nos sentimos mal igual.

Esta frase “es lo que hay” a mi madre, que era una señora muy señorona por ejemplo, no le gustaba y cada vez que la escuchaba, se enfadaba. Y tenia razón.

Una cosa es aceptar la realidad, sin vivir entre sueños y otra muy distinta es resignarse a todo lo que hay. Porque esas cuatro palabras, son lapidarias.

Con lo que esta pasando, y los medios de comunicación apostando por la negativo y no por lo bueno, superar esa resignación es bastante complicado.

A mi me cuesta, como pienso a ustedes también. Me he propuesto hace mucho intentar ver lo bueno de las cosas, y superar lo malo, que todo lo tiene, pero hay gente cercana que con solo escucharles decir “hola” ya sabes que escucharas un rosario de negatividades y problemas.

Todos tenemos problemas que enfrentar el día a día, pero no por eso tenemos que andar desparramandolos a todo ser que nos topamos en las actividades diarias.

Pero lo peor que llevo de todo esto, es la desesperanza que he encontrado últimamente en mucha gente, pero sin reales motivos. Me explico.

Personas que están sanas, que no han perdido su casa, que no están boyantes pero pagan aun sus facturas, que no tiene problemas serios aparentemente. Porque quiero pensar que si están tan negativos ante todo y lo único que pretenden es su “depre” contagiarla al prójimo, algo serio tienen. No creo que si no lo tuvieran estarían así, porque sinceramente entonces no lo entiendo.

Todos aplicamos fórmulas distintas ante la vida, pero no nos debemos dejar abatir. Y no digo que algún día uno no tenga un bajón, es normal y se necesita,  no siempre se puede estar “a tope”. Pero hacer de la desesperanza el leitmotiv, no puedo con ello.

El uso de esa frase “es lo que hay” nos ha llevado a eso. A resignarnos de todo, y me niego.

Puedo tener épocas malas pero  seguiré para adelante, como pueda, sino significara que me he dejado morir despacito. Y no será así.

Los males del mundo no son mi culpa, y no me resignare a pensar que las cosas pasan porque tienen que pasar (las casualidades no existen eso si que es verdad y lo tengo comprobado). Las cosas pasan o porque yo las generé o porque yo metí la pata. Nada más.

No “es lo que hay” sino “hay lo que es”. Esa es la simple verdad de nuestra existencia.

 

Etiquetado: / / / / /

Recuerdos refugio

Siempre nos llegan mensajes con una frase o una reflexión que no pedimos, pero nos hacen pensar. Esos mensajes que uno recibe, que le gusta y reenvía, como si fueran un mail.
Uno de esos, hacia referencia a la gente que pasaba por nuestras vidas y con los que elegíamos quedarnos.

No lo transcribo, porque borro los mensajes una vez que los leo. Pero lo recuerdo,  me gusto y porque me motivo a pensar en toda esa gente que uno lleva en la memoria diaria. Gente que de repente piensas “que será de la vida de tal o cual”.

Yo tengo varias personas que están en mi pensamiento diario o casi. No se muy bien porque aparecen, porque tampoco es que son amigos entrañables o familia. 

Pero me ha pasado mucha veces que el recuerdo de conocidos que vienen también del pasado. Nombres que me han acompañado en mi crecimiento como persona. El más notorio fue alguien que fue importante para mi en mi adolescencia y que por circunstancias nos alejamos. Pero siempre volvía a mis pensamientos, y tengo que decir que por años. A veces preguntaba a los que si sabia que le veían  que tal estaba, porque conmigo había cortado toda comunicación. No por peleas, sino por la distancia y el tiempo.

Hace uno años y por uno de mis hermanos, coincidimos nuevamente con esta persona. Los tres, como en los viejos tiempos, más de treinta años. Luego de un rato de estar charlando de repente yo pensé “y este quien es?” era alguien totalmente distinto a que venia  a mi pensamiento. No le conocía de nada, pero es más, me caía super mal. Así que me excuse, y les deje solos. Recuerdo la sensación de cuando salí de donde estábamos, como si el recuerdo de repente hubiera desaparecido. Nunca más tuve su recuerdo recurrente.

Con el tiempo me di cuenta que ese recuerdo constante de esta persona, solo era algo “ideal”, algo que me hubiera gustado tener, como un osito de peluche para achuchar y dormir, era un recuerdo “refugio”, como yo les llamo, pero nada que ver con la realidad.

Con los años, me he dado cuenta que yo he tenido mucha gente referenciada como “recuerdo refugio”. Posiblemente los siga teniendo, pero ya menos. Porque cuando me ido encontrando de nuevo con esas personas, la realidad ha borrado esos “recuerdo refugio”, donde volvía en un momento de necesidad emocional. Quizás eran recurrentes porque estaban lejos. Y cuando nos encontrábamos la idealización desaparecía.

Lo mismo pasa, con los que ya no están con nosotros.  El otro día encontré  limpiando la biblioteca, que de apoco se va reduciendo de papeles y revistas, fotos de una amiga entrañable, como mi hermana, que se fue hace más de 20 años, diciendo “ay” y desplomándose muerta pillándose la cabeza con una aneurisma.

Fotos, donde me mostraba a su primer sobrino. Ella siempre ha sido un “recuerdo refugio” para mi. Hoy en día, luego de hacer tanta limpia de “supuestas amigas”, me pregunto si viviera, aun hoy lo seríamos. Estoy convencida que si. Bueno, como no lo puedo saber seguirá siendo uno de mis “recuerdos refugio”.

Pero como decía el mensaje que ha desencadenado esta reflexión, nos quedaremos con los que son importantes, sean recuerdos o personas reales o como lo que leímos por ahí .. “desde hoy formarán parte de mi vida los que demostraron que me hicieron el bien, a los demás ha sido un gusto haberlos conocido”.

Con los cercanos nos seguiremos riendo y viviendo el día a día y con nuestros “recuerdos refugio”, pues seguirán siendo eso, refugio de nuestras emociones y sobre todo de nuestro corazón. Porque gracias a Dios, también hemos hecho limpia de esos recuerdos refugio, y solo nos hemos quedado con los que nos han echo bien.

El otro día, se me ocurrió llamar a la persona que me lo mandó el mensaje que motivo mi reflexión, y le pedí que me reenviara el mensaje, que es este …

La vida es como un viaje en autobús algunos comienzan el viaje junto a ti, otros se montan a la mitad del camino, muchos se bajan antes de que llegues al final de tu viaje y muy pocos permanecen junto a ti hasta el final Pero cada una de esas personas dejan algo en tu corazón que recordaras a lo largo de ese hermoso viaje. Baja las ventanas y disfruta del viaje, porque no sabes cuando llegaras a tu parada…Gracias por haberte montado en algún momento en el bus de mi vida…Espero que nunca te bajes…Y si te bajas, nunca te olvides de mi.”

Así que seguiremos recordando a la gente que se subió a nuestro autobús  aunque solo sean recuerdos refugio.

imagen vía Pinteres @Andrea Torres
Etiquetado: / /

No es lo mismo dar las gracias que agradecer

Eso dice el artículo de psicología de la revista dominical de El País de hace un tiempo. Al leerlo me he quedado pensando en eso que dicen los budistas, que hay que amar sin apego. Cosa que los occidentales no entendemos y nos cuesta mucho, pero que mucho implementar.

Dar, sea lo que sea, desde amor, amistad, o simplemente las gracias, sin esperar recibir la contraprestación, es algo que no hace nadie. Aunque intentemos decir que nosotros estamos por encima de eso, y que lo hacemos sin esperar nada, es mentira. Es cultura en occidente.

Inconscientemente, el hombre moderno es incapaz de dar sin esperar recibir nada.

El amor en muchos casos, es posesivo. La expresión “te quiero” en una pareja denota posesión, eres mía o mío. Por eso, el amor entre dos personas se dice “te amo”, siento amor hacia ti, sin esperar nada. Esto, llevado a los amigos, es igual. Si bien a los amigos no les diremos “te amo”, aunque sí es amor lo que sentimos, se supone que no sentimos atracción, por eso es querer. Pero no deja de ser el mismo sentimiento, sin la parte de atracción física.

Las gracias son iguales. Damos las gracias a diario como muestra de educación hacia las personas que hacen algo para nosotros. Cosa que plantea el artículo, pero como ellos, pienso que ese “gracias” va vacío de contenido. Es un cliché, como decir buenos días u hola, cuando entras a un ascensor. Cosa que te da exactamente lo mismo, porque no conoces a nadie, y lo haces simplemente porque tu educación te dijo que hay que hacerlo. Y porque socialmente está bien hecho.

Cuando alguien, verdaderamente hace algo por ti, sin esperar recibir la contraprestación por ello, ese “gracias” se hace sentido y es más que nada no dar las gracias, sino sentirse agradecido con afecto hacia otro ser.

Lo que plantea el artículo, es buscar formas alternativas de dar las gracias, sin tener que usar la palabra gracias. En ser creativos con esto, para volver a dotar de sentido la palabra gracias.

Como dice el autor del artículo “Para mostrar al otro nuestra gratitud, los pequeños detalles son mucho más eficaces que las palabras, y mucho más indicados para transmitir nuestro sentimiento. El reto es: ¿Cómo podemos hacer sentir al otro que le estamos agradecidos de verdad? ¿Cómo podemos mostrarle que ocupa un pequeño espacio en nuestro corazón y en nuestro pensamiento?

Es imprescindible pensar en gestos que, conectados con aquello que hemos recibido, lleguen al otro. Recibir el agradecimiento por algo que hemos hecho es sin duda agradable, y es bueno que lo disfrutemos. Pero no debemos necesariamente contar con ello, y sobre todo no debemos depender de ello.

Si dependemos de los agradecimientos de los demás, nos exponemos a constantes frustraciones. Dijo Dale Carnegie: “Esperar gratitud de la gente es desconocer la naturaleza humana”. Yo no iría en absoluto tan lejos, pues creo que la gente, en esencia, es agradecida. Pero sí es cierto que no todos lo son, y que quienes lo son no lo son siempre.

Hay gente que hace favores a los demás para que le den las gracias. Es su alimento emocional, lo que le llena y le da energía. Y, claro, cuando no lo reciben se indignan: ¿Cómo puede ser que no me den las gracias?”

Me ha gustado eso de “alimento emocional”. Cuanta gente a nuestro alrededor, se alimentan de las emociones de los otros. Pero no solo de las positivas, sino y lamentablemente como he comprobado mucho este último tiempo, de las negativas. Como esperando que el otro tenga un bajón para alimentar sus emociones o egos, con la desgracia ajena. Pero eso para otro post.

Volviendo a lo de ser agradecido más que dar las gracias, tengo que decir que me siento agradecida a todos los que leen mi blog y me hacen comentarios, tanto de afecto, de afirmación, de complicidad, de gusto por lo que hago. Y los que no los hacen, pero se que me leen porque las estadísticas lo dicen. Por todo ello seguimos escribiendo, porque me dan fuerzas para así hacerlo, aunque no digo más gracias. Solo me siento agradecida.

Y pongo a Dios por testigo (porque algo de Scarlett O’Hara, tengo, en cuanto que a veces soy algo dramática) que no dejaré de escribir esto me lean o no, simplemente porque la acción de hacerlo me recuerda todas las visitas de estos casi 17 años.

Etiquetado: / / / / / / / /

Búscate un amante (recomendación del psicólogo de enfrente)

Muchas personas tienen un amante y muchas otras quisieran tenerlo.
También están las que no lo tienen, porque no quieren y las que lo tenían y lo perdieron, o decidieron perderlo.

Misteriosamente son generalmente estos dos últimos grupos los que más van a los consultorios para decir que están tristes o que tienen distintos síntomas: insomnio, falta de voluntad, pesimismo, crisis de llanto o los más diversos dolores.

Cuentan que sus vidas transcurren de manera monótona y sin expectativas, que trabajan nada más que para subsistir y que no saben en qué ocupar su tiempo libre.

En fin, palabras más, palabras menos, están verdaderamente desesperanzadas. Antes de contar esto ya han visitado otros consultorios en los que recibieron la condolencia de un diagnóstico seguro: Depresión y la infaltable receta del antidepresivo de turno.

Yo después de escucharlas atentamente, les digo que no necesitan un antidepresivo; que lo que realmente necesitan… ES UN AMANTE.

Es increíble ver la expresión de sus ojos cuando reciben mi veredicto.

Están los que piensan: ¡Cómo es posible que un profesional se despache alegremente con una sugerencia tan poco científica!. Hacen un decoroso silencio, miran el reloj esperando el final de la consulta y se retiran para siempre.
También están los que escandalizados se despiden en ese mismo momento y muchas veces tampoco vuelven nunca más.

Lamentablemente, lo primero que piensan en mi consejo, es “como le voy a ser infiel a mi pareja? Y ahí está la cuestión, nadie habla de infidelidad, con nadie, sino contigo mismo. Con la vida gris, con la rutina. Se infiel con lo que te paraliza, y te hace un ser uno más del montón. Cruza la línea.

A los que deciden quedarse les doy la siguiente definición: Un Amante es: “Cualquier cosa que nos apasione”.

Lo que ocupa nuestro pensamiento antes de quedarnos dormidos y también aquello que a veces, no nos deja dormir. “Nuestro amante” es lo que nos vuelve distraídos frente al entorno. Lo que nos deja saber que la vida tiene motivación y sentido.

Un “amante” puede ser algo o alguien que nos haga ver que la vida es pasión, estímulo, que nos motiva a seguir.

También podemos hallarlo en la investigación científica, en la literatura, en la música, en la política, en el deporte, en el trabajo cuando es vocacional, en la necesidad de trascender espiritualmente, en la amistad, en la buena mesa, en el estudio, o en el obsesivo placer de un hobby que nos monopoliza cada instante “suelto”..

En fin, es “alguien” o “algo” que nos perturba la conciencia al punto de dibujarnos una sonrisa al solo pensarlo apartándonos aunque sea un momento del triste destino de solo vivir para sobrevivir.

Sobrevivir es durar y en el fondo está gobernado por el miedo a vivir de verdad. Es dedicarse a espiar como viven los demás, es alejarse de las gratificaciones, observar con decepción cada nueva arruga que nos devuelve el espejo, cuidarnos del frío, del calor, de la humedad, del sol, de la lluvia y de las emociones fuertes.

Seguir en la rutina, donde los días son iguales unos a otros,  es postergar la posibilidad de disfrutar hoy, esgrimiendo el incierto y frágil razonamiento de que quizás podamos hacerlo mañana

Por favor no te empeñes en sobrevivir, búscate un amante.

Se vos mismo el amante de alguien o de algo. Se un protagonista… de tu vida.

La muerte llegará, al fin y al cabo la muerte tiene buena memoria y nunca se olvidó de nadie. Mientras tanto y sin dudar, búscate un amante.

Lo trágico no es morir, Lo trágico, es no animarse a vivir.

La psicología después de estudiar mucho descubrió algo trascendental. Para vivir feliz, activo, o satisfecho hay que tener un motivo, al que llamaremos “amante”.

Hay que ponerse de novio con la vida y hay que amarla con la pasión de los que auténticamente están enamorados.

Búscate pues HOY…. un amante.

Fdo: el psicólogo de la otra acera.

Etiquetado: / / / /

El día después

Hay muchos días después en la vida de una persona. Los que indican, que comienza una nueva etapa, los que indican que el día antes ha marcado un hito, ya sea de dolor o alegría. Muchos, igual que personas.

Evidentemente, los buenos son los “días después” de un día grande, alegre y fantástico. Pero si no puede ser, como hoy, el día después de un recuerdo doloroso y de vacío, cambiemos el chip, y convirtamoslo en un día positivo y lleno de esperanza.

Un día, el día después, que nos apacigue el dolor por la pérdida, o el recuerdo de ella, y lo convierta en luz y armonía.

Nosotros debemos esforzarnos por borrar ese sentimiento de tristeza y convertirlo en otra cosa. Está en nosotros hacelo. Nadie lo va a hacer por nosotros. Nadie te hace ni regala nada, por la cara.

Ya sabes, mi mejor consejo es...
Vive, ama y sacude tu tristeza para que la luz y esperanza que el futuro y la vida te dará cosas buenas, vuelva a tu vida. El dolor se tiene que sentir, pero no hay que vivir regodeándose siempre en él. La vida es demasiado corta y cuando nos queremos dar cuenta, se ha ido.

Etiquetado: /

Encontrar nuestro propósito en la vida

Algo que ha sucedido en la pandemia, es que los planes y propósito en la vida, se han parado en seco. Ya no es viable muchas cosas que pensábamos o queríamos hacer.

De esto hemos hablado bastante en este blog, pero acabo de leer un excelente artículo de Frances Miralles, que habla sobre esto. Lo que me ha llevado a pensar que no soy la única que se plantea las dudas al futuro, evidentemente.

Miralles habla del “Ikagai”, que es el término japonés para dar sentido a la vida. Término que como siempre en el idioma japonés nos encanta, por lo que encierra y como suena, que proviene de los vocablos ikiru (vivir) y kai (lo que uno espera).

Ikagai = Lo que nos espera en la vida. Sencillo y que encierra mucho.

Con los años, ese propósito de vida se va esfumando en una gran mayoría. Ya sea porque los hijos se van de casa y aparece el “síndrome del nido vacío”, o porque la jubilación está cerca, o cualquier otro motivo. Qué evidentemente si algo quedaba, la pandemia se ha encargado de hacer desaparecer del todo.

Recuperar ese propósito que es el motor en nuestra vida, es una tarea que cuanto antes comencemos antes lo tendremos más claro.

Pero lo que más me ha hecho pensar en el artículo es que cuenta un par de casos de gente que encontró ese propósito de vida con bastante edad, lo que los americanos llaman “late bloomers”. Que seria las personas que “florecen tarde”.

He recordado que la diseñadora Carolina Herrera, comenzó en la moda a edad tardía dirán algunos, con 42 años, en la madurez de su vida. Y me pregunto.. ¿porque no empezar, no importa la edad que uno tenga?.

Dicen que las crisis son un hervidero de posibles cambios. La provocada por la pandemia y la personal, en mi caso con mi última pérdida, posiblemente me brinde la posibilidad de cambios. Tengo que reconocer que mi cabeza es un hervidero de ellos. Pero también, me da cosa, o como dirían “me da miedo” ver que esos cambios son posibles y viables.

Pero tiempos de cambios se acercan, señores.

Elegir el nuevo rumbo que tomar en la vida es el trabajo para los próximos meses. Os puedo asegurar que se que no será fácil, pero también sé que no será imposible. Podría terminar con frases cliché, pero no, terminaré con una frase de George Sand, que también he leído en el artículo de Millares….

Nunca es tarde para ser lo que podrías haber sido

G. Sand

Más claro agua… y pensar lo que podría haber sido, para otro post.

Imagen = Slovakian photographer Maria Švarbová's carefully composed "Swimming Pools"
Etiquetado: /

Ser nosotros mismos sin agredir al vecino

Tenemos distintos tipos de personalidades, no somos iguale por suerte, sino este mundo sería aún más uniforme y eso no me gusta, aburre. Algunos los puede la timidez, a otros la extroversión, cada ser humano es un mundo.

En esta época, para no variar porque me ha pasado varias veces en mi vida, me he metido en un fregado del que no tenía nada que ver, y por supuesto salí media escaldada, porque la persona que generó el lío, me ha retirado el saludo , y los otros que estaban callaron a los insultos de esta persona.

Días después “del lío”, volvimos a encontrarnos muchos de los que estábamos ese día, y terminaron recriminandome , que yo había saltado, que mejor no hubiera dicho nada, como ellos.

Posiblemente tengan razón, y ya les avisé que no se preocuparan, que no volvería a decir nada, que después de todo esa persona solo era un vecino y ni sabía su apellido, que no me era cercano para volver a compartir algo.

[bctt tweet=”“un hombre tiene que tener siempre el nivel de dignidad por encima del nivel del miedo”. @lucreziaarrias” username=””]

Aunque también les recordé, que se dejaron insultar y nadie dijo nada, siquiera para defenderme a mí. Sinceramente, a mi no me gusta que me insulten y creo que a nadie en su sano juicio. Si ellos si, era su problema no el mío. Eso dice mucho del grupo, pero me reservo para mí, la conclusión.

Pues esta persona, intentó hace lo contrario al título del post, autoafirmarse agrediendo a los que tenía junto a él. Por eso salté. Ya lo decía alguien, “un hombre tiene que tener siempre el nivel de dignidad por encima del nivel del miedo”. No tengo porque soportar que si necesita hacerse notar, me insulte a mí o a la gente que había. 

Leía un artículo el otro día sobre esto, y en él se decía que se publicó en el año 1978, un libro “sus perfectos derechos: guía de la conducta asertiva”.
Lo primero que hice fue buscar que es ser asertivo, no tenía ni idea. Y la wiki dice “Suele definirse como un comportamiento comunicacional maduro en el cual la persona no agrede ni se somete a la voluntad de otras personas, sino que expresa sus convicciones y defiende sus derechos.”

Evidentemente cosa que yo hice a medias, hasta que di por terminado el tema, cosa que le molestó aún más a este individuo. Evidentemente. Mi paciencia últimamente “las justitas”, con las tonterías.

Parece ser que este manual expone 7 claves para ser uno mismo sin agredir al vecino. A saber:

1- Puedes hacerte respetar por los demás
2- Reclama tus derechos
3- Es imposible que todo el mundo te quiera
4- Piensa en ti positivamente
5- No te deprimas, actúa.
6- No te escondas de los demás
7- Qué importancia tiene que salgas mal, si te has autofirmado.

La 1, 3, 4, 5,6 las tengo claro y estoy de acuerdo. Pero por ej, la 2, reclamar nuestros derechos tiene un límite y es la cabezonería que tienen algunos de reclamar pero sin evaluar el porqué, de que a veces nuestros derechos no se pueden respetar en un 100%.

Pongo de ejemplo, alguien a quien conocía, en un viaje, me dice “yo pagué por este servicio y me lo van a dar”. Pero no vio, que fuera había una tormenta de arena que hacía imposible que el servicio se lo dieran. Eso es para mi, reclamar sus derechos como cabezonería, pero no sensatamente.

Y la 7, que es lo que me pasó a mí esta semana, vale me autoafirme pero salí mal. En el grupo al final soy la histérica que le contesté o soy la que defiendo mi dignidad ante el insulto? Buena pregunta.

Pretender quedar bien con todo el mundo es agotador, y conlleva mucho desgaste, ya lo decía el otro día, pero no puedo cerrar la boca ante la gente que va por la vida diciendo, yo tengo todos los derechos y ninguna obligación, los que van pisoteando a todo el mundo porque piensan que así van a lograr lo que creen que el mundo les debe.

Antes de llegar a la pelea con este señor, intente hacer lo que también recomendaba el artículo, del que sabe, con sarcasmo e ironía sacarle hierro al asunto, pero fue peor. Lo encendí más.

En fin, ya lo dije “cuando el grupo me “recriminó” por decir algo o meterme… “no se preocupen, si los vuelven a insultar yo no diré nada, porque en el fondo este señor no tengo ni idea quien es, y lo que sí tengo claro es que no es de mi familia ni nunca será mi amigo”. Lo de siempre, el individualismo llevado al extremo en el grupo, que cada uno se defiende solito.

Pero recuerden ese texto que dice….

  • “Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
  • Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
  • Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
  • Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
  • Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada”
  • Martin Niemöller”
Etiquetado: / / / / /

Demasiado personal

El otro día vi una película, y de repente me sentí tan identificada con la protagonista, que fue como abrir la caja de pandora y sacar un montón de recuerdos que ya estaban olvidados. Cómo habrá sido!, que terminé llorando y todo. Evidentemente la peli, tiene un final que aun en mi vida no se ha dado, pero bueno, le sentí un poco ficticio. Yo hubiera terminado el film más realistamente, pero ya saben, made in Hollywood.

No viene al caso ni la peli, ni mis recuerdos, porque como dice el título del post, es demasiado personal. Pero si me he quedado pensando, en las cosas que de repente sin quererlo destapan historias no cerradas de nuestras vidas, que aunque han pasado años, no se han cerrados.

El mecanismo que tiene la mente para ocultar con el tiempo lo que nos ha hecho daño es increíble, y se agradece. Si no estaríamos todos locos. O más locos, si cabe. Pero de repente, algo ves o algo te recuerda una canción, un olor, una película como en mi caso, y todo vuelve a salir como si el tiempo no hubiera pasado. Lo mío el otro día, fue como ir a una sesión con un psicólogo, cuando hablando sacas lo que tienes enquistado en tu alma.

Superar “traumas” por llamarlos de alguna manera, o mejor dicho, etapas oscuras de nuestra vida provocadas por nuestra propia incapacidad para afrontarla y por la maldad de otros que nos han machacado psicológicamente, es jodido y duro. Uno piensa que ya pasó, y de repente, zas ahí está ahy de nuevo.

Es como si, cada vez que aparece, uno va restándole cosas y el “trauma” se va achicando, pero no termina de desaparecer. Uno va aplicando el crecimiento personal, su madurez, en ir vaciando esa etapa de su vida de lo superfluo pero, en mi caso, aun no he llegado a hacer desaparecer el meollo del problema. No sé cómo hacer.

Todo lo que hace unos años rodeaba al verdadero problema, ya no es importante, como una cebolla, cuando aparece ese recuerdo lo voy decapando, pero me he dado cuenta que el fondo sigue ahí. Posiblemente porque la raíz de todo sea causada no por la situación ni otros, sino por mí misma, y como me he visto ante el mundo. Viendo la película del otro día, he visto que aun me siento así. En el fondo, pero me siento así.

No puedo volver al pasado y cambiar mi apreciación de mí en el mundo, pero si puedo ver o analizar cómo me siento ahora. Cuando uno tiene temas por resolver, que se repiten, es porque tenés que aprender algo. Eso dicen los budistas. Yo no repito temas porque mi vida actual es muy distinta a la del pasado, pero debo dejar de recordar esas cosas para que ahora no me afecte. Porque cada tanto tiempo pasa lo que ha pasado esta semana, que los recuerdos vuelven y repiten las situaciones.

Posiblemente lo que tenga que aprender es a valorar más lo que soy ahora, y lo que he logrado en la vida, para que cuando aparezcan esos recuerdos, me ría de ellos. Sé que lo que para mí es algo normal en mi vida y que yo no valoro mucho porque siempre lo he hecho, para otros es como si hubiera logrado algo fantástico.

Esto es algo que siempre he notado. Gente que a veces “admira“ (por decirlo de alguna manera) lo que hago, o lo que digo o como soy en algún aspecto de mi vida no en todos por su puesto, y no digo mi madre que para ella soy lo mejor del mundo mundial, sino gente que aparece en tu vida de repente.

También soy realista, que esto mismo genera a veces o muchas veces la reacción contraria, en gente que aparece en tu vida, y que les molesta lo que hagas, digas o seas como seas en algún aspecto de tu vida. Lamentablemente en todos estos años, he sentido más de lo otro que de lo primero, y pesa más eso.

Por eso, cada vez estoy más convencida, como decía antes que el tema está en mí y como yo me veo en el mundo. Yo siempre digo, “el peor enemigo eres tú mismo”. Lo que no podamos arreglar en nuestra cabeza y sentimientos nosotros mismo, los demás no lo harán. La culpa de cómo nos sentimos, no la tienen los demás, la tenemos nosotros.

Creo que ya estoy llegando al corazón de la cebolla. Y gratis.

imagen via@e-learning-teleformacion.blogspot.com
Etiquetado: / / / / / /

Vivir sin miedo o casi

Existe tanta gente que te dice esto, “vive sin miedo”, que muchas veces pienso…” qué fácil es decir una cosa y que difícil es ponerla en práctica”.

Vivir es un esfuerzo diario. Poner mucho empeño en cumplir las expectativas que nos ponen los demás, pero también las que nos ponemos nosotros mismo, es un esfuerzo donde colocamos mucha de nuestra energía vital. Ese devenir diario de subidas y bajadas desde el cielo al infierno, porque un día en nuestra vida, si lo piensas, ya tiene bastante de lo que en general es la vida misma, está lleno de miedo oculto o no tanto.

Miedo al querer y no puedo. Miedo al qué dirán. Miedo a como me ven o como estoy. Miedo a la inseguridad de hoy estar y mañana no, etc. Etc.

Nos pasamos la vida, sintiendo miedo a todo, y la mayoría de las veces nos queremos convencer de que no lo tenemos. Si que lo hacemos, aunque lo llamamos de otra manera… Es agotador.

No, nos cansamos de ponerles adjetivos. Pero simplemente es miedo.

¿Y cómo se puede vivir sin miedo? Pues muy poca gente puede. Porque el resto de los mortales, donde nos encontramos tú y yo, para que nos vamos a engañar, no podemos.

Quizás, el secreto y lo importante de vivir,  no sea sentir miedo, sino sentirlo y hacer de él, la fortaleza que algunos llaman “poder con todo”.

Total, aunque pongamos empeño en no tenerlo, ya habrá alguien junto a nosotros, que se encargue en hacérnoslo sentir. Te lo aseguro.

Así que, mi consejo de hoy es…

Vive, ama y, sobre todo, intenta que el miedo no te paralice. Esfuérzate por superarlo, y así poder cumplir con el objetivo principal de la vida que tenemos, vivirla lo más plenamente que se pueda. Vivir en un hoy, donde el ayer ya pasó, y el mañana no existe. Para que te vas a preocupar. No te pases el tiempo pensando … “y si hago” esto o aquello… simplemente hazlo. Y si, al final, no puedes, pues no pasa nada. Ya se te ocurrirá otra idea, para simplemente seguir viviendo.

Así de simple.

La vida que lleves no muchas veces depende de ti mismo, sino de las circunstancias. Así que habrá que aprender a vivir con ella, para superar ese miedo.

A veces me pregunto… “porque no nos enseñan de pequeños a no tener miedo” sino vértigo, que vaya si es otra cosa.

Imagen vía @ Redbull
Etiquetado: / / /