La culpa es del Autocad

22 de marzo de 1991: hace hoy exactamente 25 años, que aterrice aquí para tomarme un año sabático. Con una maleta, un bolso, dos mil quinientos dólares y una American Express. Mi casa en Buenos Aires, la cubrí con  sábanas, con la intención que en un año no se llenara mucho de polvo.

Volví recién a los tres.

Mucho he pensado en porque hice eso, el venirme para acá. Demostrándome a mi misma, que nunca he sido una persona que piense mucho las cosas. Un mal de amores o amor a destiempo, un cansancio de siempre tener inestabilidad de trabajo y un hermano que ya vivía por aquí, ocasionaron  que quisiera pasarme 6 meses en Madrid, y luego 6 en París.

Y como leí una vez en una entrevista de Miguel Bosé, “me deje estar“. Siempre surgía algo que prolongaba mi estancia en Madrid, hasta que ya decidí quedarme. Aunque tengo que reconocer, que nunca en estos 25 años ha sido definitivo. Siempre tengo en la cabeza el volver. Pero ha pasado tanto tiempo, todo ha cambiado tanto, que si no tuve vértigo por venirme aquí, porque no era un deseo, simplemente surgió, tengo mucho, cada vez que pienso en volver.

25 años, wow, parece mentira. Mucho he logrado y salido adelante con mi esfuerzo, trabajo y hacer. Pero también el costo emocional de ese cambio ha sido muy grande. Si se pudiera volver atrás, no lo haría posiblemente, o si?

Dicen los hindúes, que de las 4 leyes espirituales que rigen nuestra existencia, la segunda dice “lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido”. (puedes leer más sobre ellas aquí).

En mi caso, me lo tendré que creer. He conocido mucha gente estos años, que su meta era vivir aquí, haciendo uso de su doble nacionalidad, que no es mi caso. Me reía el otro día, porque comí con dos argentinos, uno de los cuales era sociólogo, y me preguntó en que año había venido. Cuando se lo dije, me contesta “vaya, en ni en la época de Menem, ni en la del corralito“, a lo cual yo agregue “ni me vine por temas políticos, ni económicos, ni nada.. simplemente me vine“.

Siempre aquí, que catalogan a todos por de donde eres, siempre te llaman “la argentina”,  te quieren presentar a sus amigos argentinos, quieren ir a comer carne contigo,  los tópicos pasan y mucho, os lo aseguro. Lo vieron como algo “raro”, que una argentina viviera aquí, sin un motivo concreto, salvo el dejarse llevar.

[Tweet “El cerebro, con el tiempo te cambia las historias que recuerdas”] os lo puedo asegurar. Con este tema, sigo con la misma historia pero hoy en día, no se si lo que yo considero real, sucedió o no, en el mismo período de tiempo, o simplemente, son temas que yo he agrupado para dar sentido a todo.

Al final, sino sé a ciencia cierta porque me vine, tengo que decir que la culpa de que me quedara la tiene el “Autocad”. Porque si ese domingo yo no hubiera leído el País, y hubiera visto el aviso de un curso de Autocad, y mi hermano no me hubiera ofrecido la matricula, no me hubieran ofrecido un trabajo en un ascensor, y no me hubiera quedado.

O si?

Cuantas vueltas tiene la vida. Y para seguir con el hilo de lo anterior, otra ley de la espiritualidad hindú es “cuando algo termina, termina“.

Esto ha terminado? ahora es mi pregunta del millón.

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