¿Negocios? Ni con amigos ni con parientes

Esto lo escuché por primera vez cuando tenía 7 u 8 años. Un amigo de mi padre, dueño de los concesionarios Peugeot en Argentina por esa época, se lo dijo a mi padre en una charla, y este siempre lo repetía.

Yo es algo que intento estos últimos años poner en práctica. Estoy hasta el moño de los abusos sobre todo de los amigos, que porque tu eres arquitecto te dicen “quiero hacer una reforma en casa, porque no me das ideas”.

De estos ejemplos puedo poner miles.

El último y más sonado en mi vida, fue con mi amiga A que se compró una casa de fin de semana en la sierra y pretendía que fuera a currar ayudándola o a pintar o hacer lo que fuera. Yo fui tajante, y dije pues no.

Si queres te consigo el pintor, o el carpintero que te pasen presupuesto pero yo curro toda la semana bastante y mi tiempo libre ya no tengo ganas de currar más.

Aún no conozco su casa. No me lo perdona. Cuando puede me lo recrimina “claro, tu no quieres currar” con el agregado subliminal “pues te jodes, no irás a la casa”.

Sinceramente me trae sin cuidado su casa, que espero que la disfrute y sea feliz en ella, pero no me saca el sueño no conocerla aún, o mejor dicho, ser la única del grupo que aún no la conoce. Los demás han ido todos a verla y a currar por supuesto. Quizás en verano cuando haga calor teniendo en cuenta que tiene una magnífica piscina, pero ya me auto invitare, que para morro el mío.

A lo que iba.

Aunque mi padre me ha repetido mientras vivía hasta la saciedad “Negocios ni con parientes ni con amigos” yo no lo he aprendido hasta ayer que he dicho hasta aquí.

Le he hecho un boceto para reformar una casa al hermano de un “amigo”, me ha dicho ok adelante, hemos seguido trabajando hasta tenerlo listo para ponerme con el de ejecución. Llegados a este punto, le he pedido un adelanto para gastos y que ha pasado… “se ha ofendido”.

Pues sí, como lees, se ha ofendido y ahora no lo va a hacer. He intentado cobrar el trabajo realizado (aunque mi instinto de bruja me decía “dalo por perdido” pero por las dudas) y me dice “pues no, porque como es un boceto no te lo pago”.

He hablado con su hermano, porque a él le mandé a la mierda. Me he despachado a gusto y he sentenciado… tengo los planos y testigos, si veo que dentro de año y medio la casa es como yo la diseñe os demando, estas advertido. En esto no me conoce, tengo mucha paciencia y no olvido nunca.

Mi conclusión…

-¿Habrá pensado que le iba a regalar el proyecto por ser amiga de su hermano?
-Que su hermano se olvide de mi y nuestra amistad de por vida. Sinceramente mejor así, no pierdo nada.
-La gente tiene mucho morro últimamente.
-Es verdad que yo no tenía ganas de hacerlo y era un compromiso. No estoy mal porque pasara esto, la verdad es que casi no invertir ni tiempo ni nada, porque no lo quería hacer, pero el gil ese nunca lo sabrá. Me he sacado un peso de encima. Pero vuelvo a corroborar que los negocios nunca ni con parientes ni con amigos.

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Un comentario en «¿Negocios? Ni con amigos ni con parientes»

  1. Cuando trabajaba en el Museo, uno de mis primos me trajo un álbum enorme de monedas antiguas, de un amigo suyo, para que se las clasificara. Estoy segura de que el amigo ni siquiera lo pidió, porque no me conoce de nada, sino que mi primo se ofreció espontáneamente.

    Lo hice de muy mala gana, y cuando me fue a traer más, le dije que ni hablar. Y, por supuesto, encima se enfadó.

    Como ves, esas cosas nos pasan a todos.

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